Bailemos, bailemos. Pina 3D

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Haciendo un ejercicio de honestidad, que resulta mucho más difícil que hacer abdominales, confieso que cuando me enteré que uno de los estrenos en las salas de cine en México hace un par de fines de semana, era un documental acerca de la vida de una bailarina, me lo salté al instante. Mi relación con la danza hasta entonces había sido mas bien distante: Nunca había ido a un espectáculo de danza, ni clásica ni contemporánea como la de este documental. No sé bailar,  lo cual siempre me restó puntos a la hora de conocer muchachas, y la vez que más cerca he estado de la danza es viendo El cisne negro. Lo dicho, la danza y yo no es que no nos lleváramos bien, no nos conocíamos.

Pero cuando volví a ver el anuncio noté que además de ser un documental acerca de una exponente de la danza, es en 3D. Me pareció una mafufada, pues ¿Quién va a querer ver eso? No soy un entusiasta de la tercera dimensión en el cine y más aun si como en Titanic lo único que se ve en 3D son los subtítulos. Pero ya si voy a una película con esa modalidad, pues uno busca ver balazos atravesando la sala, agacharse asustado por  que un avión nos va a volar la cabeza, ver nevar adentro del cine, carambas.  Pero ¿Un documental de una bailarina en 3D?

De tal modo que como me parecía  una cosa muy rara, la curiosidad me llevó a verla. Salí con la boca abierta, el corazón tan entusiasta que amenazaba con salírseme del pecho y con ganas de hacer todo bailando. Afortunadamente para la estética y desafortunadamente para mi propia existencia, no lo he hecho. No aún, no en público.

Pina es un homenaje póstumo a Pina Bausch , bailarina, maestra de danza, coreógrafa alemana, figura mundial de la danza contemporánea fallecida en 2009. El responsable de este filme es otro alemán, quien era amigo personal de la homenajeada, nada menos que  Wim Wenders cineasta prestigiado mundialmente por películas como  El amigo americano, Paris, Texas y a quien muchos conocimos por otro documental memorable: Buenavista Social Club.

Y es un homenaje por que presenta testimonios de cada uno de los bailarines de su compañía, quienes solo tienen palabras hermosas. Uno pensaría que no podría ser de otra manera pues es de muy mal gusto hablar mal de un muerto. Pero algo hizo muy bien Pina cuando la constante es referirse a ella como alguien tan enamorada de lo que hacía, con las palabras adecuadas para cada uno de ellos cuando necesitaban un empujón pues su desempeño no era lo bueno que ellos mismos pretendían. Con pocas palabras conseguía lo mismo llenarles  el espíritu de confianza que picarles el orgullo o provocarles la cantidad exacta de miedo para que salieran a darlo todo.

Los  testimonios se presentan momentáneamente encuadrando al entrevistado, para instantes después ocupar solo su voz en off para dar entrada a un fragmento de una actuación del mismo, cada uno de los cuadros de danza son auténticos poemas visuales que estremecen hasta al más insensible. Estas personas con tal maestría y pasión por la danza poseen un control total sobre cada uno de sus huesos y músculos: son capaces de conseguir que su cuerpo de un instante a otro sea tan ligero como una pluma  o tan pesado como una roca, o por lo menos dan esa impresión. Y los rostros a la hora de bailar son tan expresivos que no necesitan hablar para decir “tengo mucho miedo”, “estoy muy feliz”, “te amo”.

Y retomando el tema del tercera dimensión, se los aseguro, se les van a caer los calzones. Es una 3D total, la película comienza con una vista externa de un teatro para posteriormente llevarnos al interior del mismo y conseguir que desaparezca la pantalla de cine y cambiarla por un escenario con profundidad. Así, la sala de cine se convierte en un foro teatral y comenzamos a ver  a los bailarines como si realmente estuvieran allí. Una sencilla coreografía que dan ganas de repetir al instante mediante la cual se representan las cuatro estaciones del año sirve de preámbulo para la presentación de fragmentos de espectáculos que le dieron fama a Pina Bausch, tales como Café Muller, Le Sacre du Printemps, Vollmond y, Kontakohf. Levanten la mano si nunca han visto ninguno de los anteriores. Ya, ya la podemos bajar. Pero si vieron “Hable con ella “de Almodovar ya sin darse cuenta, vieron una pequeña parte de Café Muller pues ahí se le representa.

Pero no se limita a presentar los ya de por si bellísimos cuadros de danza dentro de un teatro, con escenografías que van desde un piso de tierra, hasta un escenario lleno de sillas que interactúan con los artistas. Sino que además salen a la calle y utilizan a la ciudad de Wuppertal, Alemania como escenografía. Con el ya tan mencionado efecto de 3D (juro que esta es la penúltima vez que lo menciono) se consigue hacer sentir al espectador que está allí, los bailes se efectúan en un bien cuidado y hermoso parque (igualito que los de aquí), en plenas avenidas, en el interior del tren colgante que es sello de esa ciudad, en unas escaleras eléctricas,  en lo alto de un edificio, o en un acantilado.

Ya que música y danza van de la mano, la selección musical es inmejorable, ¿para qué les digo los títulos si tampoco los conocen? Como ya se pudieron dar cuenta,  no soy un experto en danza. Pero en música, tampoco. Mas no importa, lo importante es que corran a los cines, pues ya no durará mucho en cartelera, y no se pierdan la oportunidad de ver esta joya cinematográfica de Win Wenders, en una impresionante 3D, sobre la vida de una mujer que amaba a la danza, que amaba a la vida, y que les va a inyectar el corazón de felicidad, asombro, pasión y ganas de bailar, después de todo lo dice Pina Bausch: “Baila, baila, porque de otra manera, estamos perdidos”…

 

 

 

Llorar en la sombra

El cartel pegado sobre la barda vieja llamó poderosamente mi atención. Mostraba el dibujo de una mujer hermosa: “Salma Hayek en El callejón de los milagros”. Aquello era un anuncio  del cine de mi pueblo, un lugar en deplorables condiciones.  Fui muy pocas veces al cine antes de esa ocasión. Hacía mucho desde  la última vez, y nunca lo había hecho solo. Esa misma tarde acudí.  La escasa asistencia estaba conformada por estudiantes que se habían ido de pinta y parejas afectas a lo oscurito.

La escena final me rompió. Era algo nuevo para mí estar llorando por una desgracia ajena. Crecí en un ambiente en el que “los hombres no lloran” así que sentía raro el estar haciéndolo y sentirme tan bien… Al  salir  iba  tan sacudido que un amigo que me vio me preguntó si me ocurría algo. Mentí. Dije que no pasaba nada, pero desde esa tarde  me enamoré del cine, y difícilmente he faltado algún  fin de semana a ver al menos  una película. Desde entonces,  lo que me gusta es sorprenderme, reír, llorar, mirar la vida de otros.

 Aunque el servicio en los cines ha venido a menos, prefiero ir a las salas que ver películas en casa, pues tiene una magia especial. El espacio grande y la penumbra dan la sensación de pequeñez y la tranquilidad de espiar sin ser visto.

 Si bien me gusta ir para emocionarme con historias ajenas, también suelo ver mi vida como si fuera una película. La vida de todo mundo lo es, solo es cosa de saber contarla.

 

 

Días de gracia.

Mientras veía Días de Gracia, la palabra que se me vino a la mente fue “vorágine”.  Al acudir al diccionario pude constatar que queda como anillo al dedo, pues la palabra tiene tres acepciones y las tres aplican para esta película de reciente estreno en México. El diccionario define vorágine como “Remolino impetuoso que hacen en algunos parajes las aguas de mar, de ríos o lagos”, “Pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos muy intensos” y “Aglomeración confusa de sucesos, de gentes o de cosas en movimiento”.

Días de gracia es la opera prima de Everardo Gout, cineasta de abolengo pues es sobrino nieto de Alberto “Tito” Gout, director entre otras de Aventurera, protagonizada por Ninón Sevilla. Y por cuenta propia tiene una ya larga carrera de guionista, fotógrafo, asistente en algunas producciones y director de cortometrajes.

La película es  un retrato del hampa en México ramificada en industria del narco, secuestro, piratería y demás variantes que la convierten en un monstruo de mil cabezas al cual al cortarle una siempre le sale otra y parece no tener fin. Es un reflejo también de lo corrupto de los cuerpos policiacos, un mensaje de esperanza y una declaración de amor a México, esto último según las palabras del propio director.

La historia transcurre en México durante los mundiales de fútbol de Corea-Japón en 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Periodos de “gracia”, entendida esta como un tiempo en que la delincuencia al igual que el resto de la población también se toma horas libres para seguir con vehemencia el desempeño de la Selección Nacional con la esperanza de que —ahora si— nos sacudamos de una vez por todas el “ya merito” y por fin lleguemos no digamos a la final, sino al ansiado quinto partido. A menos, claro está, que al Vasco Aguirre se le ocurra un planteamiento raro, se empecine en colocar al Guille Franco en vez de al Chicharito o nos toque contra Argentina, quien nos gana una vez si, y la otra también.

Filmada en la Ciudad de México con locaciones en Ecatepec, Santa Fe y Tepíto; es un rompecabezas pues son tres historias entrelazadas con el común denominador de que en cada una se narra un secuestro y son contadas en desorden debido a lo cual por momentos el espectador se sentirá confundido, mas aún si pertenece a ese sector a quien el futbol le viene guango y no logra diferenciar si están hablando de un mundial o de otro. Sin embargo bastará con poner atención en los personajes pues solo uno de ellos aparece en las tres historias y con distintas edades obviamente.

Visualmente es impresionante pues retrata lo bravo de los barrios donde fue filmada, lo desolado de un paraje desierto a las afueras de la ciudad y también muestra tomas que provocan vértigo pues hacen sentir al espectador como parte de la acción en persecuciones policiacas y contiene también su toma estilo Matrix, como no. La banda sonora también es un acierto, cada periodo de la historia fue musicalizado por artistas diferentes. Y no cualquiera sino que cuenta con la participación de Nick Cave y Warren Ellis para el periodo 2002, Atticus Ross (posteriormente ganador del Oscar por “La red social”) participa en el periodo de 2006 y Shigeru Umebayashi musicaliza el 2010.

Es de destacar la actuación de Tenoch Huerta quien interpreta a un policía honesto llamado Lupe Esparza y apodado El Bronco, seguramente por ser homónimo del cantante de dicho grupo de quien por cierto es fan. Este Lupe Esparza a su vez tiene por héroe al mismísimo Emiliano Zapata de quien emula ideas de justicia e incluso comparte rasgos físicos, esto aunado a su indiscutible calidad actoral, seguramente ayudó a que Tenoch Huerta interpretara a Zapata posteriormente en El encanto del Águila, serie con la que Televisa conmemoró el centenario de la Revolución Mexicana. La preparación para su personaje en Días de Gracia fue tan a conciencia que de manera anónima tomó el curso de policía y posteriormente de fuerzas especiales en Ecatepec, lugar de donde es originario y donde transcurren las acciones de su personaje.

Sobresalen también las actuaciones de Kristian Ferrer, quien  aparece en las tres historias e interpreta a Doroteo alias “El Iguana” un niño que crece en un ambiente en el que las opciones son tan escasas que es común optar por el camino de la delincuencia. En determinado momento tendrá que optar entre la vida que le tocó y una que él se podría forjar. José Cefami como el jefe de policía quien ve en el Bronco su destacada labor como policía e ideales de justicia y lo escoge como su elemento favorito para combatir al crimen. Mario Zaragoza como el compañero o “pareja” del mismo Bronco con quien lo une tal amistad que incluso lo escoge como compadre para apadrinar a su recién nacido hijo, una amistad a prueba de todo, casi. Dolores Heredia interpreta a la esposa de uno de los secuestrados. Carlos Bardem vive el terror de ser raptado y lo transmite al ocurrir sus escenas desde su perspectiva con una capucha en la cabeza y entonces el espectador observa la escena como si el fuese el rehén,  sin poder ver casi nada a través de los pequeñísimos orificios de la tela de la bolsa que trae puesta, paralizado por el horror, con la esperanza de ser salvado.

La esperanza pues, es la constante. Los arquetipos del “muchacho chicho”, es decir el héroe  y “la dama joven” se transforman violentamente al igual que el resto de los personajes: Al ser tan cruda no hay buenos ni malos. En esta película lo que vemos son personas en medio de la vorágine con la esperanza de no ser engullidas.

Días de Gracia es una película que hay que ir a ver al cine, porque mantiene al espectador al filo de la butaca, lo sacude, asusta, confunde, le pone a reflexionar, da un mensaje de esperanza. Es de tal actualidad y realismo que la considero una película interactiva por un par de cosas: Porque si alguien prefiere no ir al cine y en vez de ello verla en versión pirata, se convierte en parte de la misma, aunque no del mejor de los lados. Y porque mas que una película que estamos viendo, es algo que nos está ocurriendo en este momento.

De (un raro) buen humor. La orquesta de Glenn Miller en México.

Me gusta la música de Glenn Miller. Mi papá solía poner un LP de éxitos y me resultaba bastante agradable al oído, así que en cuanto supe que la Glenn Miller Orchestra tocaría en el Teatro Metropolitan no dudé en comprar mi boleto con anticipación.

Llegada la fecha anunciada me apersoné en el teatro y grande fue mi sorpresa al darme cuenta que estaba todo apagado y solo había un hombre informando que se había pospuesto para dentro de dos meses. “Hubiera estado padre que avisaran”, le dije y me mencionó que el boleto sería válido para la nueva fecha. “Ah bueno, eso lo soluciona todo, una vuelta hasta acá de en balde como quiera me hacía falta”. Al llegar a casa guardé muy bien el boleto en medio de un libro para la nueva ocasión.

Hoy por fin, ocurrió el concierto. Me alisté y fue entonces que me dí cuenta que algo no estaba bien: no recordaba en que maldito libro había dejado el boleto. Tengo buena memoria, o por lo menos eso presumo, así que recordé el momento en que lo guardé, ví en mi recuerdo que era un libro rojo y saqué el Basta de Historias de A. Oppenheimer. Una hojeada rápida, lo sacudí y nada. Cuarenta libros después me comencé a desesperar. Me ví en la penosa necesidad de pedir ayuda, mi hermana se ofreció amablemente después de pendejearme y cuando estaba a punto de darme por vencido lo encontró en el libro de Oppenheimer que había yo buscado primero.

En eso comenzó a diluviar, vi el reloj y pensé que podía esperar unos cuantos minutos a que pasara el aguacero. Dadas las inundaciones que se registran por todos lados con su respectivo caos vial opté por el transporte público en vez de mi carro. El agua no amainaba, así que me salí a media tormenta. Poco antes de llegar a la parada de autobús pasé por un puesto de tacos, el suelo grasoso y el agua formaban una pista de patinaje así que resbalé y caí con toda mi humanidad. Fue de esos madrazos que entumen pero primero volteas a ver quién te vio hacer el oso. Rato después el metro anunció “marcha lenta”, aparte se iba deteniendo.

Todo lo anterior me hizo reflexionar y preguntarme “¿Por qué no hago caso del universo que me ha estado insistiendo que no vaya a ese pinche concierto?”

La respuesta la encontré al llegar por fin al teatro que estaba lleno hasta las lámparas. El concierto comenzó con una fina selección de temas que hicieron la delicia de chicos y grandes. Bueno, mas bien de puros grandes, pues la asistencia estaba conformada en su inmensa mayoría por cabecitas de algodón, seleccionados sub80, adultos en plenitud, vetarros pues. El monstruo de mil cabezas emitía cascadas de aplausos y vítores convirtiendo aquello paulatinamente una olla de presión que amenazaba con explotar en cualquier momento.

Todo el párrafo anterior aparte de mamón, es inventado, pues llegué como media hora después de que comenzó el concierto debido a todos los contratiempos antes mencionados.

Una vez repatingado (como dice Gil Gamés) en mi incomoda butaca, disfruté plenamente del sonido cálido y vibrante de los metales de la Orquesta de Glenn Miller. Temas como Pennsylvania, Patrulla Americana, Chatanooga Choo-choo, Don´t sit under the apple tree, un formidable arreglo de la Rapsodia en Azul de Gershwin y el final de la primera parte del concierto con la inconfundible rúbrica de “In the mood” tema que fue una de las génesis del rock and roll.

La segunda parte del concierto apeló mas bien a temas románticos inundando el ambiente de color azul, las parejas abrazadas se mecían al ritmo de la música y cuando llegó el final del concierto con la preciosa Moonlight Serenade me transporté a los años cuarenta cuando la actual sala de conciertos era un cine gigantesco. Miré hacia la audiencia, los hombres lucian traje a rayas y sombrero, y estaban fumando dentro de la sala. Las mujeres de largo, sombrero y abanico. Y al voltear al escenario una gigantesca pantalla llena de cine en blanco y negro. Los aplausos finales me hicieron volver al presente.

Los pelados corrieron (corrimos dijo el otro) hacia el metro para alcanzar uno de los últimos trenes pues casí era media noche. Los de los boletos caros hicieron fila para esperar su carro y todos nos dirigimos a nuestras casas (O al motel, ya picados con la Moonlight Serenade) llenos de tal regocijo que nos brillaban los ojitos.

Por eso hay ocasiones en que aunque el universo te diga que no vayas al concierto de Glenn Miller, mejor ignóralo y ve.

Apagando fuego con gasolina

Anoche una turba enardecida golpeó hasta que llegó la policia a un tipo acusado de intentar violar a una muchacha vecina del barrio donde vivo. Me di cuenta de ello al pasar por alli. El tipo estaba en muy mal estado a bordo de una ambulancia. No me dió menos coraje que a cualquiera de mis vecinos el aberrante acto de este tipo (que afortunadamente no se consumó). Por otra parte me enoja mucho saber que el lugar en donde vivo ha dejado de ser tranquilo. Pero en una cosa no pienso igual a todos los que se lo madrearon: No estoy de acuerdo con los linchamientos ni forma alguna de hacerse justicia por su propia mano.

El manifestarlo ante mis vecinos y compañeros de trabajo cada vez que surge el tema me vuelve impopular. Me dicen cosas como «ya estamos hasta la madre», «tu piensas así por que nunca te ha tocado». «Seguro tienes algún pariente que se dedica al hampa». Yo tambien estoy «hasta la madre» y aún mas enojado. Afortunadamente sé gobernar a la bestia que vive en mi y todos llevamos dentro. Pero se equivocan en las dos ultimas suposiciones. He sido asaltado como la gran mayoria de mis vecinos y hasta donde sé, no tengo parientes delincuentes. Si así fuera ruego se me juzgue por mis actos, no los de mis parientes.

La razón por la que no estoy de acuerdo es muy sencilla: Los actos que se realizan con el higado y no con el cerebro generalmente no tienen buenos resultados. Pensemos por un momento en lo fácil que resultaria acusar a cualquiera de lo que sea y provocar que lo torture y mate una muchedumbre enardecida y por su propia naturaleza, incontrolable. Basta recordar el caso de Tláhuac en donde unos espias del gobierno buscando celulas del EPR fueron acusados de secuestradores y terminaron golpeados hasta la muerte y después calcinados a nivel nacional via TV.

Por mucho y muy justificado que sea nuestro coraje debemos seguir optando por las leyes. Aunque nuestro sistema de impartición de justicia sea tan lamentable. Hagámos uno mejor, vigilemoslo. Hacerse responsable de nuestras instituciones supone un esfuerzo mayor a por ejemplo, patear a un delincuente moribundo y prenderle fuego una vez que ya lo golpearon otras cuarenta personas.

Cuesta mas trabajo, pero nos iría mejor.

Pesadilla de una tarde dominical

¡Ándenles muchachos, se acerca Navidad, na-vi-dad, na-vi-dad! Lalo Guerrero (1916-2005)  es considerado como el padre de la música chicana. Aun y cuando su obra consta de muy variados géneros hoy en día la mayoría de quienes conocen sus canciones aquí en México ni siquiera saben que él es el autor y padre de “las ardillitas” cuyos temas inundan las calles de la ciudad, y lo que es peor para él -o mejor dicho, para quien haya heredado las regalías de su música- en recopilaciones piratas, grabadas en cd’s que se ofrecen escandalosamente lo mismo en vagones del metro que en puestos ambulantes por doquier.

 Parece ser la música de fondo de la histeria colectiva de los chilangos haciendo sus compras navideñas que van desde figuras para el nacimiento, adornos navideños, ingredientes para cena, botellas, regalos y sinfín de artículos que dirigen al capitalino al centro de la ciudad, no me refiero a las personas de clase media hacia arriba -quienes acuden a los grandes centros comerciales de Santa Fe, Perisur, Antara-Si no a la marabunta humana que se dirige al centro tanto de compras como de paseo en esta temporada, haciendo escala en el zócalo, En donde para no olvidar nuestras arraigadas costumbres alpinas, los chilangos hacen filas interminables para patinar graciosamente en hielo, bajar en rampas de nieve y en general divertirse de lo lindo a la manera en que seguramente en Noruega hay un reducto en pleno centro en donde los nativos de Oslo, pueden hacer lo mismo suertes charras en briosos corceles que  volibol playero.

A mi amigo Jorge parece no agradarle mucho el tema de las ardillitas de Lalo Guerrero, cada que lo escucha, -es decir, en cada esquina- se tapa los oídos y voltea a verme con cara de desesperación. Entonces apretamos el paso para apartarnos de ese ruido en medio de cientos de puestos y miles de personas. Solo para encontrarnos el mismo tema más adelante.

Decidimos hacer una escala después de mucho caminar en un tour que incluyó el Palacio de los Deportes, los mercados de Jamaica y Sonora y por ultimo todo el centro desde Circunvalación hasta el Eje central. Con excepción del palacio a todos los demás puntos llegamos a pie. Así que a petición mía nos detuvimos en el 7-Eleven de la Torre Latino, para tomar esa delicia de agua caliente que con mucha imaginación es un café americano. Una vez con el café cruzamos Eje Central para sentarnos en las jardineras del Palacio de Bellas Artes.

Habíamos hecho algunas compras y mientras sorbía mi café, prendí un cigarro y comenzamos a platicar de lo de siempre, mientras yo me quejo el me da ánimos y como no queriendo le pregunto por una ex que es amiga de el por cuadragésima vez desde que prometí no volver a hacerlo. No es que me importe, pero como es de esperarse siempre me dice que no sabe.

Una vez que emprendimos el camino hacia el metro un ruido nos hizo voltear, por difícil que pareciera pues todas las calles y avenidas principales estaban atestadas de coches marchando a vuelta de rueda cuando podían hacerlo. Ocurrió un percance que se oyó fuerte. Es decir, no era de extrañar que ocurriera alguna coalición, un recargòn, pero aquí lo que ocurrió fue un fuerte choque. Sigo sin explicarme como pudo haber alguien acelerado, sin embargo sucedió, volteamos a ver y estaba rebotando una suburban contra otro carro. La gente acudió pronta, de repente me sorprendió ver a un señor levantarse de entre la camioneta y otro carro. Varios intentaron abrir el vehículo para golpear al conductor, un hombre de más de sesenta años que viajaba con su familia incluyendo una pequeña que se miraba aterrorizada.

Me acerqué y me di cuenta que no era solo el señor que se levantó entre los carros la victima del percance, la imagen verdaderamente cruel era la de una niña de unos doce años que yacía inerte boca abajo con la cabeza sobre un charco de sangre.

Por lo céntrico del lugar al instante llegaron policías que libraron al hombre de ser linchado por la turba que se formó al instante. Mientras tanto una pareja suplicaba ayuda, eran los padres de la niña. El policía pidió la presencia de una ambulancia por medio del radio.

Algo dentro de mí se rompió en ese instante. Levanté la vista para todos lados y me desesperó ver las calles atiborradas de vehículos, me pareció imposible la llegada de una ambulancia. No puedo presumir ser alguien de mucha fe. Creo en Dios sin embargo soy muy mal católico, voy ocasionalmente a misa y trato de portarme bien no por virtud si no por necesidad de tranquilidad, en resumen soy muy mal ejemplo de lo que un buen cristiano es. Sin embargo creo que incluso  los que no somos muy buenos merecemos ser escuchados, y lo somos. Comencé a rezar en silencio suplicando por pronta ayuda. Dicen que eso sirve, me hubiera gustado haber hecho algo más útil, pero solo se me ocurriò eso. No sé muchos rezos, los repetí en forma cíclica con suplicas encarecidas. Me partía el alma ver cuánto tardaba en llegar la ambulancia. El padre trataba de reanimar a su hija, los policías se lo impedían “No la mueva, no la mueva”

¡Es mi hija! –Suplicaba el hombre-  Muy a lo lejos se divisó una torreta, cuando por fin llegó una ambulancia, unos veinte minutos después de sucedido el accidente bajaron los paramédicos con una camilla. Solo pude alcanzar a ver entre mucha gente que revisaron a la niña y minutos después volvieron a subir la camilla a la ambulancia, sin la niña. Comenzaron a llenar un reporte en una tabla al instante que los policías abrazaban a los padres que lloraban inconsolables.

No es que no me guste llorar, no lo acostumbro. Como toda la gente lloro de dolor, de frustración, de alegría, cuando me conmueve una música, una película, una vez me emocioné tanto de ver patinar a una pareja que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Invierno que se me nublaron los ojos y comencé a llorar, pero me dio vergüenza ser tan maricòn y me recriminé el no ser un macho bragao. Como mi papá tampoco lo es, pero aparenta. La única vez que lo vi hacerlo fue por error, me metí sin tocar a su habitación pensando que no estaba y lo encontré llorando por la muerte de su madrastra, aunque aparentemente no le había dado mucha importancia ante nosotros. Seguro aprendí de el eso de no llorar en público. Como les digo, aunque lloro no me sucede muy a menudo.

Sin embargo en ese instante al darme cuenta que ya no la iban a levantar, -pues la cruz roja no levanta cadáveres- se me hizo un nudo en la garganta y sentí ese sabor salado, no pude mas y comencé a llorar como si hubiera conocido a la niña de toda la vida, no podía dejar de hacerlo. Si mi padre me hubiera visto seguro me hubiera reconvenido “no seas tan sentimental cabròn muchacho, ¿pus que no eres hombre?”

Nos alejamos de allí, ya era de noche. Casi no cruzamos palabra hasta que nos despedimos, supongo que mi amigo no sabía que decirme y lo entiendo. A pocos metros de allí la vida seguía muy normal, de hecho nadie se dio cuenta de lo sucedido los vendedores gritaban su mercancía, niños jugaban, y por todos lados alguna fuente de sonido estridente, incluida por su puesto la canción de las ardillitas.

Sé que la vida no es justa y mejor es acostumbrarse a ello, aceptar que no lo es y no tiene por qué serlo. Sin embargo pocas cosas considero tan tristes y dolorosas como una muerte así. Francisco Javier González  quien además de ser periodista deportivo y narrar de manera muy emocionante el fútbol  escribe excepcionalmente, dijo una vez en una editorial por la radio dándole un pésame a un amigo a quien se le había muerto un hijo: “Las guerras resultan traumatizantes -además de la barbarie que en si representan- por el hecho de que se trastoca el sentido normal de la vida. Lo normal es que los hijos entierren a sus padres, pero en las guerras sucede al revés. Si la vida fuera justa existiría una especie de ley divina que sentenciaría que nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia moriría ningún niño, sin embargo la vida es como la conocemos».

Se de unos padres que pasaron la navidad más horrible imaginable, de otra familia que pasó un momento horrible que le cambió la vida, pues estoy seguro que el conductor no quería matar a nadie. Y de mi sé que me hubiera gustado que eso jamas sucediera, que me hubiera gustado no estar allí o por lo menos poder haber hecho algo. Si de algo sirve sigo pidiendo por que todos tengamos paz.

De aqui nadie sale vivo

No me agradan los muertos. Si alguno de ellos está leyendo esto -y con esto de que ahora ya todo mundo se ha vuelto de mírame y no me toques-, le pido me disculpe y no sienta discriminación de mi parte ni forme frente alguno para demandarme ante la CNDH por mis comentarios hacia la suya que no es ninguna minoría, pues seguro estoy que a lo largo de la historia de la humanidad han sido mas los muertos que los que quedamos vivos. Y a final de cuentas  todos nos vamos a petatear, cosa que por lo demás me desagrada bastante. Les digo, no me agradan los muertos.

Es que se ven muy mal siempre, aún cuando han pasado por las manos de un artista embalsamador son contadas las ocasiones en que se ven bien, hoy día suelen llenar las portadas e interiores de las paginas de los tabloides, quienes en la tapa tienen a unos balaceados con narcomensaje atado y en la contraportada una teibolera. Primero te aterrorizan y luego pretenden hacerte creer que una mujer de esas en tu vida, es posible. Y bueno, no mienten; claro que lo es. Pagando por supuesto.

Regresando a los muertos nunca me ha gustado ir a velorios, no digamos entierros. Nunca se decir las palabras adecuadas, odio los lugares comunes “No somos nada”, “pasò a mejor vida” “ya goza de la presencia de Dios” y lo único que hago es hacerle saber al deudo que estoy con el con un abrazo. Se me hace de muy mal gusto ir a ver al difunto a través del cristal de su féretro pero todo mundo tiene una fascinación por ello. Y si del entierro hablamos las escenas de histeria musicalizadas con un mariachi interpretando las golondrinas mientras el ataúd deciente y gente queriéndose aventar al hoyo mientras se deshace en llanto no me resultan nada gratas. Debo reconocer sin embargo que para esos tangos los nacos nos pintamos solos.

Sucede que la muerte de algún cercano nos sorprende siempre y nos exhibe ante nosotros mismos como unos ingratos que solíamos escatimar el afecto hacia “el hoy occiso” –periodística manera de nota roja de llamar a los muertos-. Pero hoy que ha muerto queremos hacerle saber a el, a la amable concurrencia y a nosotros mismos que lo queríamos mucho, que somos unos grandes amigos y que si bien en vida le llamábamos solo cuando necesitábamos un favor, hablábamos de el a su espalda, y nos enojábamos cuando no podía hacernos un favor, ya saben, esas cosas que hacemos los verdaderos amigos. Pero hoy ya muerto le queremos pedir perdón a Papà, no se diga a Mamà, que ingrato fui contigo siempre y los hermanos y amigos se convierten automáticamente al morir en un dechado de virtudes que por si fuera poco cantaban re bonito. Chava Flores lo dijo mejor al cantar “Cerro sus ojitos Cleto” sobre todo esa parte de “Cuando vivía el infeliz ya que se muera, y hoy que ya està en el veliz, que bueno era” Asì pues me han tocado ver escenas memorables como hijos borrachos llorando a moco tendido y literalmente pidiendo a los demás que los entierren en ese momento junto a la difuntita mamà o la ocasión en que enterraron a un vecino con su caguama para el viaje y un futbolista con un balòn para que siguiera jugando en ese incierto “mas allà”.

Y en fechas como hoy, por si fuera poco nos sale el “ingenio del Mexicano” ingenio bastante cuestionable que nos convierte en poetas de “Calaveritas” versos de métrica desigual, rimas imposibles y humor soso. Por si fuera poco existe una costumbre de decir que el mexicano “se rie de la muerte” y por eso le escribe versos. Yo más bien considero que le tenemos tanto miedo que pretendemos reírnos de nervios, como un niño silbando en la obscuridad para no sentir miedo. Son contadas las personas a quienes les quedan bien, pues observan reglas gramáticas y poseen un verdadero ingenio, como Roberto Gómez Junco, Marco Antonio Flota, Georgina González y por supuesto, yo.

Con las ofrendas multiingredientes y panteones floridos en este día (y secos el resto del año) no me meteré las respeto por es una tradición muy arraigada y por ende no escribiré que pienso que no hacen si no reafirmar esa cualidad que tenemos de querer mucho al muertito y gastarle hoy lo que le regateábamos en vida.

Así pues lamento si no les resulto muy grato este texto que no reivindica a los muertos ni se suma a los festejos de hoy. No estoy seguro de que exista algo después de esta vida, ¿a donde van los muertos?, quien sabe a donde irán. Mas que imaginármelos en un lugar etéreo sin hacer nada y solo ocupados observándome y viniendo a espantar recuerdo a los que conocí y me dejaron algo, o tuvieron una vida tan plena que los hace aun permanecer en la memoria colectiva. Y les agradezco todo lo que me dicen sobre todo cuando se mueren repentinamente. Me dicen sin palabras ni en mensajes desde el mas allá, me dicen con su muerte “Vive ahora por que mañana quien sabe”.

Está bien, me imagino que estos muertos míos al ser mexicanos son bien sentimentales y rencorosos, así que por no dejar los felicito, veladora no les prendí pero ahora que recuerdo Pemex es en parte mía según el discurso oficial así que agarren el mechero mas grande de Poza Rica y aprópiense de su luz y sean muy felices para toda la eternidad, aunque no me caigan ustedes muy bien. Y pensar que yo también me voy a morir algún día.

Bueno, ojala y no.

Paul McCartney en Mèxico

“Tres conejos en un arbol, tocando el tambor, que si, que no, que si lo he visto yo” Escuché alguna vez recitar eso a Paul McCartney en una grabación presentada en el Club de los Beatles de Universal Stereo, programa que escucho desde hace unos veinte años y del cual tengo una credencial. Yo que siempre me burlo de mi hermano fan y miembro de un fanclub de StarWars, le reitero que ser fan de cualquier cosa y pertenecer a un club es ñoño y esa gente es incapaz de conseguir sexo.

¿Alguien que trabaja de músico gana bien? Fue una de las primeras preguntas que me hizo una chica nada interesada en una primera cita al enterarse de que una de mis actividades era tocar los teclados en una banda. -Bueno, si, si te llamas Paul McCartney. –Quise contestar haciéndome el chistoso para liberar algo de tensión producto de mis desesperantes nervios y para ocultarle que no he conocido a nadie que se dedique a la música para hacer dinero-. Algunos hacen mucho, otros viven al día, y he conocido a quienes tocan a cambio de cerveza o por galantear con las mujeres.

Pero estaba muy equivocado, Paul McCartney no trabaja de músico. Es un músico todo el tiempo, inventa canciones de cualquier cosa y lo escuché cantar eso de los tres conejos con voz de tenor para alguna aria que compuso. Me queda claro que no le da vergüenza nada. En el concierto del pasado jueves y de hecho cada que viene a México reitera que estudió español en la primaria y lo que recuerda de sus lecciones es ese enunciado, la gente lo adora tanto que se lo celebra. Si yo fuera a Inglaterra, me postrara ante una audiencia y les dijera “Estudié inglés en la secundaria y lo que recuerdo de entonces es “my car is red”, “John is a doctor”, “pollito chicken, gallina hen, lapiz péncil y pluma pen” seguramente la muchedumbre la agarraría contra mi a pedradas o iban por una ambulancia para encerrarme. A veces odio no ser Paul McCartney.

No realmente, el jueves 27 de mayo del presente dio el primero de dos conciertos en el Foro Sol de la Ciudad de México. Hasta el domingo anterior al concierto me encontraba resignado a no ir, bueno eso decía, pero en el fondo sabia que llegado el momento me iba a poner muy mal. Afortunadamente para los que conviven conmigo, pude conseguir un par de entradas de última hora en taquilla. Me ofrecían unos boletos caros pero opté por los de la zona general, de pie. Sobra decir que me hizo optar por esas localidades.

Un amigo al enterarse de los conciertos me mandó un mensaje de compas “chinga tu madre si vas al concierto y no me avisas, yo también quiero ir”. De compas le contesté “No voy a ir pendejo, no hay varo y chinga la tuya”. Así que días después al estar formado en taquilla le marqué “oye wey, estoy formado y si hay boletos todavía para McCartney, siempre si vas a querer uno?”. -Si! Si! No mames, comprame uno. -Ok, mira el precio es de… -Ah pinche ojete, no me lo vas a disparar? -Ni madres, en primera por que ando justo, tengo otros gastos, en segunda por que soy tu amigo no tu papá y en tercera por que en segunda. ¿Lo vas a querer o no? Por que ya estoy por llegar a la ventanilla -Si, sí! Cómpralo, cómpralo. Le llamé en la noche para reiterarle el precio, acordar detalles y decirle de cosas.

Llegó el añorado día, pasó por mi en medió de una pertinaz lluvia, nos arrancamos con destino al Foro Sol, un par de kilómetros después de partir me dijo “a ver enséñame los boletos, no se te hayan olvidado wey” Se los mostré señalándole el precio y exclamó. -Orale, chido, te discutiste. -Te discutiste la chingada, si no me lo pagas antes de entrar lo revendo. Por respuesta dio un enfrenón, orilló el carro -No mames, no me lo vas a disparar. -No, quedamos en que me lo ibas a pagar. -Pero no tengo. -Ya sabía yo que ibas a salir con una mamada. Vamonos, después me lo pagas. -Pero no voy a tener pronto. -Oh que la chingada, ya dame la mitad y no ahorita cuando puedas! Pero ya vamonos! -No, es que…pues tu dijiste que me lo ibas a disparar. Mi amigo confiaba en que un amigo es un amigo y no le iba yo a hacer la chingadera de dejarlo vestido y alborotado, que me iba a ablandar al grado de ya regalárselo y todos felices.

Rato después estábamos de regreso en mi casa y yo entrando y diciéndole a mi hermana. Cámbiate, nos vamos a ver McCartney. -¿Y tu amigo? -Que te alistes te digo, ese cabrón no va. Al llegar al foro, barruntos de tormenta empardecìan el firmamento. Ay que mamón, estaba bien nublado pues. -Capas de a diez, orale llévela de a diez pa que no la pague a veinte allá adentro” Los comerciantes de oportunidad se ponían listos, rato después comenzó el chipi-chipi. La llovizna pues. -Capas de a veinte, lleve su capa de a veinte pa que no la pague a cincuenta allá adentro. Aprendí más de economía en diez minutos que en años de leer la sección de finanzas y espesos tratados de una bola de aburridos que nunca tuvieron idea de los Beatles. Por fortuna llevábamos un par de impermeables que había comprado con antelación. “Two of us, wearing raincoats”

-Me anda del baño. -Ah que la canción, no pasaste allá en la casa? Chale…pus ni hablar mujer, trais puñal, ahí están los baños. El infierno del Dante es un oasis comparado con el interior de un Sanirent, no me ha quedado de otra que entrar a uno de esos un par de veces en mi vida. Siempre me he preguntado que se sentirá ser el primero en entrar a uno, por que siempre que entro yo aparenta haber sido utilizado con antelación como por dos mil personas. -Ten, llévate un cigarro, te lo prendo. -Guacala, yo no fumo. -¿Guacala? Este cigarro te va a oler a campos floridos, no le jales si quieres, nomas póntelo en la boca. -Que no! Al salir obviamente traía cara de odiar a la humanidad. Una de las particularidades que tiene el Foro Sol, además de ser un pésimo lugar para ver conciertos, a menos claro que compres un boleto V.I.P. es que está bien pinche lejos de la calle. Caminas un parque, la pista del autodromo, y al llegar al estadio le tiene que dar toda la vuelta. Por fin llegamos, faltaban unos veinte minutos para el supuesto comienzo y buscamos un lugar desde donde se viera más o menos.

-Mira. Ahí está casi vacio. Cuando llegamos nos dimos cuenta que dicho espacio estaba casi vacío por que no se veía ni madres. Había una enorme carpa desde donde operaban la consola de sonido y no dejaba ver nada. Así caminamos a todo lo largo y ancho del terreno asignado a la perrada. De la mitad de la cancha para atrás. Afortunadamente llevaba un par de miralejos marca diablo que me hacían ver muy bien el escenario, claro con las amables interrupciones de los que pasaban con su charolota de cervezas, de palomitas, refrescos, esquites, y madre y media. ¿Estos vienen a tragar o a ver a McCartney? Mi lado amable afloró.

Se encendieron las pantallas y la multitud exclamo emocionada, una especie de collage de videos e imágenes con fondo musical corroan de abajo para arriba y parecía que era cosa de minutos. Y si fue de minutos pero como de veinte, pa acabarla de amolar en esos momentos se soltó el aguacero, pero nomás salió su mero padre Paul McCartney, hasta el agua se quito. Tlaloc ama a McCartney. Se apagaron las luces, se encendió el escenario iluminando a la muchedumbre que ya estaba loca de contenta y eso que todavía no empezaba el concierto. Ataviado de pantalón y saco negro con vivos rojos, camisa blanca y tirantes rojos, salió McCartney saludando al respetable y no tan respetable, al publico pues. -Hola México! -Holaaaaaa!!!!!!! -Hola chilango! -Ahhhhhhh!!!!!!!! Y no faltó un gato junto a mi que exclamó “también habemos potosinos wey!”

Y arrancó el concierto con un popurrí compuesto por Venus and Mars seguida de Rockshow, la banda emocionada con un jubilo en las caras como si estuvieran viendo a un Beatle, bueno, estaban viendo a un Beatle, pero con cara de “chin, esa no la conozco, que ya toque Yesterday pa que pueda yo cantar” y en eso, ora perros, tomen changos su banana, comenzaron los acordes de “Jet” y pus era feliz el indio y le dieron maracas, no no no, se caía el mula estadio. No hubo ni un naco que no siguiera el coro gritando “Jet” dando un puñetazo en todo lo alto. La inmensa mayoría de la concurrencia tampoco sabe que Jet, no se trata de ningún avión, si no de un caballo que tenía Paul. Que raro, Paul compuso una canción dedicada a su caballo y la llamo Jet, y Jose Alfredo Jiménez compuso una llamada “el caballo blanco” y se refería a un carro que tenía. No cabe duda que los musicos están bien chiflados.

 Acto seguido comenzó “All my loving” con imágenes en las pantallas de la primera época de los beatles, esa en la que usaban trajes sin cuellos y el corte de pelo a la beatle, -que adecuado que los beatles se cortaran el corte de pelo a la beatle-, hasta parecian hermanos. Todo mundo cantaba o intentaba cantar la rola en su inglés de acento chilango al tiempo que pegaban de brincos como chapulin en comal caliente. Bueno está bien, cantábamos y bailábamos. Yo quería escuchar a Paul pero pues como todos gritaban la rola me les uní yo si con mi excelente pronunciación, ritmo y bien timbrada voz. Quizás la audiencia mexicana sea una de las mas entusiastas que ha presenciado un concierto de McCartney, -según las propias palabras de el y su banda- por el hecho de que la música Beatle se sigue escuchando hoy en día con mucha presencia en la radio del DF. “Los malditos Beatles están tocando mejor que nunca” –me contó un beatlemano que acababa de escuchar por cuadragésima ocasión el album blanco-. Quizás sea la impaciencia de tanto esperar –como dice la canción-. O quizás solo sea el hecho de que somos una raza de una naturaleza histerica, apatica, dramatica. Desunidos para todo, menos para las desgracias, las bodas y quince años, y para recibir al Papa viajero o para corear a McCartney, quien es un icono para esa religión llamada RockandRoll.

-Ya que cante una que no se sepan estos criados pa que dejen oir bien. –pensé- Así sucedió cuando cantó Changes del disco del bombero, o con 1985, ambas rolas geniales. Como todo lo que hace McCartney. Durante Let’em in, el estadio entero prendia y apagaba los encendedores al ritmo de la musica creando una vista espectacular. Sergio Zurita comentó después enfadado en su programa de radio que el publico mexicano es tan naco que va a un concierto a que lo vean a el. Al escuchar eso recordé a las decenas de asistentes ataviados a la usanza Sargent Pepper, con su traje de satín azul estilo militar, replica del usado por Paul para la portada de dicho disco. Pero esa piedra también me descalabró, pues al pensar que ponerme para ir, recordé una playera que tenía en el olvido que tiene la particularidad de portar en el pecho un letrero electronico de leds rojos al que se le pueden insertar mensajes que caminan, convirtiendo al portador de la misma en un display comercial con patas.Le inserté un par de mensajes uno que decía “McCartney Rocks!” y otro “Paul, quiero tener un hijo tuyo” Efectivamente que naco es el fan mexicano. He de decir sin afán de presumir que causó sensación la playera pues constantemente me detenian para verla y decian “orale! No mames! Donde la compraste?” yo contestaba ¿Dónde compré que? Ah ¿esta playera? ah pues por ahí, es solo una playera. “Yo quiero una!!! ¿Cuánto te costó?” -No recuerdo, no me fijo en eso, bye!

Es difícil encontrar los highlights o momentos cumbre en un concierto que se la pasa en casi todo momento al tope, pues este tipo tiene mas números 1 que un cientoncemilcientonce obviamente las de cajón fueron las más coreadas. No soy un tipo muy entusiasta pero contagiado del ambiente me la pasé cantando, brincando y balanceándome al ritmo de la música. Cuando cantó “My love” fue el momento mas romántico. Cada quien cogió a su pareja (así se dice) la abrazó por la espalda y ocurrieron miles de arrimones, por ende se concebieron miles de peques, yo contagiado por el ambiente volteé a mi lado y al darme cuenta que quien me acompañaba era mi hermana y que lo mio lo mio no es el incesto, pues me segui balanceando como niño autista. Lo mas emotivo ocurrió durante los homenajes a los beatles culpables de que jamás se vuelvan a reunir. John y George y son culpables pues por que ya están muertos, avisaron que con ellos, que mejor no cuenten. A George lo homenajeo tocando Something, al principio con un ukulele solo y a media canción se le unió toda la banda haciendo una interpretación enorme de esa gran canción. A mas de uno se le aflojó el sentimiento, y peor aún cuando fue turno de homenajear a John cantando “here, today” y posteriormente “un dia en la vida” seguida de “give peace a chance”. Particularmente el momento que mas me gusta de un concierto de McCartney es inevitablemente Live and let die. La primera ocasión que presencié uno confieso que las explosiones me tiraron en mi silla, estando de pie al momento del estallido me aventó el ruido, la emoción, y terminé sentado, solo para pararme de inmediato y seguir cantando. En esta ocasión quise hacer lo mismo, solo que recordé que no tenia silla y en consecuencia solo grité “a huevo putos!, esos son cuetes y no mamadas!, si hasta parece que estoy en Tultepec!”, y siempre que termina esa rola McCartney bromea sacudiendo el humo y desaprobando tanto ruido.

No faltará quien diga que Paul es totalmente predecible, pues quienes hemos ido a sus shows o los hemos visto en video, ya hasta nos sabemos el orden, los encores, y la rola con la que va a terminar, y no nos importa! Es como ir a ver tu película favorita veinte veces y emocionarte siempre y sentir suspenso aunque sepas el final.

Por supuesto que parte de ese orden incluye el momento acustico cuando se va toda la banda y se queda el con su guitarra a interpretar Blackbird, y otras que cambia como We can work it out o Calico Skies. Constantemente señalaba los letreros de la gente popis de hasta adelante como el de “Ho, hei ho” que lució durante la interpretación de Mrs Vandelbit. O uno de una muchacha quien después supe se llama Gina, quien desde rato hace estaba jodiendo con un letrero en el que le pedia bailar con el. Al interpretar Get Back el la invita a subir, tarda ella un montón pue son es precisamente una gacela y papas, que se pone a bailar, iba ataviada de mezclilla con una playera blanca que la hacia lucier un enorme par de…aretes, no, de tetas. Estaba bien chichona y pues ya se imaginarán el despapaye que se armó entre la perrada. Nomas imaginensela brincando y pues bom, bom, bom y aca abajo parecia burlesque. Bailó con los musicos y con el mismismo McCartney, quien al despedirla le dijo “muchas chichis, ou nou, perdón, chichis gracias!. La verdad es que esto lo acabo de inventar pero hubiera estado fregón que así le hubiera dicho.

Para concluir interpretó las que ya le han de caer re gordas de que las tiene que tocar a huevo, Let it be, y Hey Jude, donde obviamente nos dimos vuelo coreando el NA, NA , NA , NA, NA, NA, NAAA, HEY JUDE!” cuando se levanta a dirigir el coro McCartney baila como el tio borracho de la fiesta, hasta hacer el ridículo le sale perfecto y se ve genial. En el ultimo encore o regreso interpretó Helter Skelter, para la bola de ignorantes que siempre dicen “los beatles son fresas”, “John era el rocker, Paul el fresa, componia puras mermeladas” Es tan energética esa canción con esa bateria que hizo gritar a Ringo “tengo ampollas en los dedos” y las guitarras distorsionadas suenan tan metálicas que cada que la oigo me siento bien malo y que el diablo se apodera de mi y me dice “saca el churro y pon una porno, y luego vamos a patear indigentes” pero afortunadamente nunca le hago caso a excepción de la porno y para que se me quite lo malora enseguida pongo el submarino amarillo”. Para terminar pues obviamente termina con “the end” antecedida por el reprise del sargento pimienta, al baterista Abe Laboriel Jr. Se ve como un autentico demonio, pues con su enorme humanidad de 160 kilos, tez negra, y los litros de sudor que con el calor que hace en el escenario provocan que se le evaporen mientras está tocando y cuenta “one, two trhee, tour!” A media canción durante su “solo” se adueña del escenario para concluir con un duelo de tres guitarras entre Paul y sus músicos, finalizando con “and ind the end, the love you take, is equal to the love, you make”, chingo de papelitos con los colores de la bandera nacional y sale Paul de “caemebien” ondeando nuestro lábaro patrio. El Foro Sol es una caldera hirviente y los miles de asistentes una muchedumbre vuelta loca pidiendo mas, pero pus ya, aquí se rompió una jerga y se van todos pa su casa.

El exodo a la salida fue tumultuoso, compré un par de playeras, una de ellas para mi amigo que a la mera hora no vino conmigo y por quien no dejé de sentir algo de tristeza. Era casi la una de la mañana, los taxis se dejaban pedir una millonada y los micros cobraban una tarifa como si lo fueran a llevar a uno a Pachuca. Y pues como dijo Alfredo, ya ni llorar es bueno, regresé a casa de madrugada y al otro día me tuve que levantar temprano pero con un gusto que parecía que acaba de pasar la noche con Jackie Garcia. Durante el día le mandé un mensaje a mi amigo “Que pasó wey? No mames, estuvo bien chingón!, te traje un souvenir, pasa a la casa en la tarde pa que lo veas”.

Una amistad siempre es digna de aquilatar, por que con tu pareja invariablemente finges, eres lo mas honesto que puedes, pero hay cosas que no le cuentas por que no es sano, en cambio con un amigo, con un amigo eres como realmente eres. Kike por ejemplo, me contestó el mensaje: -Vas y chingas a tu madre, pinche puto.

 -Vete a la…entonces no quieres la playera?

-Al rato paso, pero de todos modos vas y…

Cine y teatro, recomiendo.

No soy experto en cine, ni en teatro, ni en nada. Simplemente me gusta ir cada que puedo y a veces hasta cuando no puedo. Hoy era uno de esos días en que no podía, pero al ver la cartelera me dieron muchas ganas.

A veces una película regular se convierte en una memorable si en vez de ir al cine la vez en la recamara o en el sofá al lado de la persona que amas. Por eso hoy me fui a los cines y el teatro de a solapa, y casi siempre hago eso. Y fue genial, y no quiero dejar de recomendárselas para que vayan.

EL SECRETO DE SUS OJOS

Recuerdo haberme emocionado bastante hace algunos años después de ver una película al grado de llegar a casa y hablar con mi gente de ella con un entusiasmo comparable al de un escuincle a su regreso de Disneylandia. A la fecha es una de mis favoritas y la sigo recomendando. Tal película se llama “El hijo de la novia”, es argentina, fue dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín llamado “el mejor actor del mundo” entre burlas y veras por Sergio Zurita.

Dicho tandem se vuelve a reunir, filma otra película y se gana el Oscar a película en lengua extranjera. Tal filme se llama “El secreto de sus ojos” y por fin llegó a las pantallas mexicanas este fin de semana. Confieso que ya la habia visto hace un par de meses en un DVD que si yo tuviera hijos, avergonzados dirian que “tienen un papa pidata” pero ya fui a verla a la pantallota del cine y me volví a emocionar o quizás un poco mas. Contrario a Daniel Rabinovich de “Les Luthiers” quien en un sketch aseguraba haber visto una película dos veces, con la salvedad de que en la segunda ocasión no le entendíó.

El secreto de sus ojos es un trhiller policiaco, pero es también una historia de amor, y tiene dosis de comedia, es decir que quien vaya a ver esta película lo mismo se emociona, se sienta al filo de la butaca, rie y hasta suelta su lagrima. Comienza en el presente cuando Benjamín Esposito (Ricardo Darín) un detective retirado con afición por la escritura decide intentar una novela recordando un caso que lo dejó marcado. Transcurría 1974, a su lugar de trabajo llega una mujer hermosa llamada Irene (Soledad Villamil) a ocupar el puesto de su nueva jefa, a Esposito le ocurre el “amor a primera vista” pero sin atreverse nunca a actuar al respecto.

 Al mismo tiempo sucede un crimen, una joven mujer es violada y asesinada y el es asignado para resolver el caso. Parece lograrlo pero llegado el momento se encuentra con todo en su contra y tiene que escapar. La acción regresa al presente, a reencontrarse con el caso y con su amor platónico de aquel entonces. Y obvio que aquí les dejo de contar la trama pa que no le zumben los oidos a mi sacrosanta jefecita.

La dosis de comedia que mencioné corre a cargo de Guillermo Francella, a quienes muchos recordarán por hacer el papel de un buscador de talentos y promotor argentino en la película “Rudo y Cursi” aquí hace el papel de compañero de trabajo y amigo del protagonista, pero lejos de ser un patiño de esos que parecen no tener vida propia y solo existen en las películas o series para escuchar al amigo y hacerse el chistoso. Aquí Francella hace a un policía alcohólico pero leal y a la postre fundamental en la búsqueda del asesino. Por si fuera poco, para los amantes del futbol o “fúrbol” como dicen los argentinos tambien da esta hermosa película, he visto muchas con trama deportiva y puedo asegurar que nunca haba visto una secuencia igual a la que vi aquí, transcurre sin cortes, comienza con una toma aerea del abarrotado estadio del equipo Huracán durante un encuentro nocturno entre este y el Racing Club de Avellaneda, con la narración del radio. La toma vuela sobre la cancha durante el partido, se va a las tribunas sobre las cabezas de los espectadores y hasta colocar en primer plano a los protagonistas, hay una persecución y termina otra vez en la cancha. Es vertiginosa, muy emocionante. Además hay mención a dos futbolistas que jugaron en México, que solo los muy clavados al soccer como yo alguna vez lo fui conocen, se trata de Brindisi, quien dirigió al Atlas y Ataulfo Sanchez, quien defendió el arco del glorioso América.

En fin, que de verdad, si quieren pasar un par de horas viendo una gran película no dejen de ir al cine a ver esta joya, que se llama “el secreto de sus ojos” por que hace mucho énfasis en ello, tanto la trama, como la cinematografia están basadas en las miradas de los protagonistas.

ABEL

Un niño gordo actuó al lado de Gael Garcia Bernal y Ludwika Paleta en “El abuelo y yo”, después fui hijo de Huicho Domínguez y la tesorito en “El premio mayor”, luego se dio su besote con Gael, ha sido adoptado por Kevin Costner en un western, se casó con Zoé Saldaña y fue amigo de Tom Hanks en “la terminal”, ha sido un imitador de Michael Jackson, un estafador al lado de John C. Reilly, y muchos papeles mas, ya había dirigido un documental acerca de la vida de J.C. Chávez y hoy presenta su primer largometraje. Sin contar que está casado con Camila Sodi, que ya con eso me pude haber ahorrado todo lo anterior para que se merezca el respeto de todo mundo. Si señores, a Diego Luna parece salirle todo bien. Pues Abel, está muy buena.

Narra la historia de Abel, un niño con un trastorno de personalidad que lo hace asumir el papel del jefe de la casa, se cree el padre de sus hermanos y marido de su mamá. Su verdadero padre está ausente, se fue a Estados Unidos y han dejado de tener noticias de el, la mamá se las ve muy difícil para poder mantenerlos. La historia transcurre en Aguascalientes en la actualidad, la madre trata de no llevarle la contraria y le pide a sus hermanos hacer lo mismo, ya que ello lo afecta mucho y significaría que se lleven a Abel a la ciudad de México para ser atendido. Quizás un pensamiento egoísta, preferir tener a un hijo enfermo pero en casa que ser atendido aunque lejos de ella, pero francamente yo no me atrevo a juzgarla así, ya que ni soy mujer ni me ha abandonado mi esposo, ni he sido madre, ni mis hijos es lo único que tengo, ni soy nada, yo soy ebanista y estoy barnizando esta madre. Ok, eso ultimo es parte de un chiste de polo polo, pero me dieron ganas de decirlo.

Un día súbitamente se aparece el papá de Abel quien muy quitado de la pena regresa a su casa a reclamar su lugar y se suscitan un lógica serie de desencuentros y enredos debido al padecimiento de Abel y el resentimiento de la mamá y hermana y confusión del mas pequeño de la familia. La gente nos reímos tanto en el cine que se podria decir que esto es una comedia pero con tintes dramáticos. Como la vida. Muy buen reparto encabezado por unos niños tiernísimos que según se, no son actores pero fueron capacitados después de un casting, Karina Guidi en el papel de la mamá y ese gran actor llamado José Maria Yaspik personificando al papá, luciendo una panzota chelera y haciendo un papel que a todos nos divierte pero nos deja ver a un perfecto desgraciado. Actuación especial además de Carlos Aragón, un gran actor a quien muchos conocen por un comercial en el que vende su estomago por que ya no aguanta el ardor, y a mi me encanta y me divierte mucho cada que lo veo en ese gran programa de Canal Once llamado “¿Quien dijo yo?” en donde cinco verdaderos actores juegan a improvisar. Muchos dicen que hay que apoyar al cine mexicano, por que es mexicano, yo a esta la recomiendo ampliamente no por mexicana, si no por buena. Hagan buen cine y me cae que la industria camina, hagan porquerías como “paradas continuas” “así del precipicio”, “ladies night” y verán que no se les paran ni las moscas.

TRABAJANDO UN DIA PARTICULAR

Hay grandes obras de teatro en las que se invierte bastante en escenografia, vestuario, efectos, un enorme inmueble para escenificar, en la cual los actores son glamorosos. Esta, no es una de esas obras.

Yo no sabía donde estaba el teatro “el milagro” solo sabía que en la calle de Milán, la cual tampoco sabía muy bien donde se localizaba, tenia una idea, tampoco es que la estuviera yo buscando por la villa, el caso es que estaba yo en el centro, saliendo de ver Abel, agarré un taxi y le dije al ruletero “lleveme a Milán”

 -Uy joven, yo nomas aquí en el Distrito, si salimos al Estado de México es lo doble, pero ya Milan está de al tiro lejos.

-La calle de Milán.

-Jajaja, ya se hombre, un chascarrillo, animo! ¿Donde queda esa calle?

 Me aterré al darme cuenta que me habia subido al taxi de un comediante que no conocia las calles.

 -Pues no sé, creo que por aquí, antes de llegar a Reforma, ¿pues que usted no sabe?

-Pus soy taxista no la guia roji, ahhh, ya se, es una callecita que está aquí cerca, que lugar busca?

-El teatro el milagro

-No pus sepa la bola, está cortita la calle, lo dejo alli y ahí lo busca si quiere.

Al llegar a Milan encontré una referencia que me dijo sin duda que ahí era el teatro.

-Ah mire, déjeme ahí!

-¿Dónde?

-Alli, junto a Giménez Cacho.

-¿Quién?

-El señor de camisa verde.

 Me bajé y habia unas cuantas personas, el teatro no tiene cara de serlo hasta que no ves el anuncio de neón que al estar apagado pues no se notaba. Unas de esas personas eran Laura Almelo y Daniel Giménez Cacho, ella sentada en la banqueta tomandose una Coca-Cola y el de pie platicando con ella mientras disfrutaba un trago y fumaba un cigarro. ¿Me veré muy naco si le pido tomarse una foto conmigo? –pensé- Después de meditarlo unos instantes y fumar para calmar mi ansiedad (ignoro por que, pero me da muchos nervios la gente famosa, los sigo considerando de otra galaxia) decidí que si, que si me vería de al tiro muy naco.

Así que le pedí a un extraño que me la tomara y a Daniel que si se tomaba una foto conmigo, ambos accedieron gustosos. Compré mi entrada, el costo es muy accesible comparado con otras obras. No manches, en promedio el teatro comercial hoy en dia está en 400, 450, pero para ver Mamma Mia, o el musical de Timbiriche tienes que pagar 750 del aguila! Pues ni que incluyera brinco con Ana Brenda. En fin, aquí cuesta 140 y los viernes 50 varitos. Le pregunté al muchacho que me vendió el boleto si ya podía pasar y me dijo “no, es que es arriba la obra y hasta que se les avise pueden acceder. Ni hablar mujer, traes puñal. –Pensé con el tonito ese de Nosotros los Pobres, que sale a cada rato en la tele y ya hasta me sé los diálogos-.

En eso entro Giménez Cacho y nos dijo a todos ¿comenzamos? Nos quedamos viendo unos a otros preguntandonos ¿Y por que nos pregunta a nosotros? Pero accedimos con la cabeza. Asi que lo seguimos por las escaleras, llegamos al foro, un teatro de regular tamaño, es decir, no tan grande como el Metropolitan pero no tan pequeño como La gruta, y mientras ocupabamos nuestros lugares, nos dimos cuenta que la obra ya habia comenzado desde la calle, me tocó muy buen lugar, aunque de cualquier punto se ve bien. En cada esquina del escenario y a unos centímetros de los espectadores se comenzaron a vestir los protagonistas. Jiménez Cacho se queda en calzones para ponerse los pantalones y zapatos de su personaje, después se quita la camisa verde que traia y se enfunda la blanca que estaba alli, Laura Almelo se mete dentro de un vestido y se saca los pantalones, y comienzan a acomodar las cosas de la estenografía, una tina con sabanas y ropa, una mesa con mantel, una silla, una pistola, una maleta llena de libros y lo demás….lo demás no habia. Pero también lo colocaron o mejor dicho, lo dibujaron.

Ambos actores sacan sus gises y se ponen a dibujar unas ventanas, una jaula, un retrato de una viejecita. Todo está listo para el inicio, así que arranca la obra, las luces y el audio ambiental son operados por …Daniel Giménez Cacho! Quien acciona una mezcladora conecatada a una laptop operada por el con un pequeño control remoto que guarda en la bolsa de su pantalón.

 La accion se desarrolla en los treintas, Hitler visita Roma, Mussolinni lo recibe encabezando un desfile junto a el, el Fhurer e Il duche viven tiempos de gloria. La gran mayoria acudió al desfile, pero los protagonistas de esta historia no, la obra comienza simultáneamente en ambas viviendas, el en la suya está a punto de pegarse un tiro, ella en la propia está lidiando con su perico, quien se acaba de escapar de la jaula y se va a parar en la ventana de el, su hasta entonces desconocido vecino. El tiene la pistola en su cabeza cuando suena su timbre, así comienza todo, ella le salva la vida involuntariamente, o mejor dicho el perico de ella, o mejor dicho el destino que quiso que el perico se fuera a postrar alli. O mejor dicho cada quien ve lo que quiere ver. Ella es una abnegada ama de casa, esposa de un militar, madre de seis hijos y orgullosa de estar a punto del premio que le dan a cada familia al llegar a siete. Obviamente admiradora de Mussolinni. El un locutor, soltero, obligado a pagar un impuesto por no tener hijos, “el impuesto del celibato” “Como si la soledad fuera una riqueza” –exclama el- todos reímos en la sala, yo instantes después de reir tragué saliva. El le ayuda a atrapar al perico, después la invita a pasar, le intenta regalar un libro de los que tenia en la maleta, la invita a un café pero ella se muestra cortante, no estaba bien visto estar en la vivienda de un hombre soltero, y menos con una portera tan metiche y chismosa.

 Todo transcurre en una tarde, según se nota en el reloj –que también dibujaban y borraban para cambiar la hora- Si hacia falta hablar por teléfono, pues bastaba con dibujarlo en la pared, si había que abrir la puerta, se dibujaba que se abría, faltaba mas. Cada que sonaba un timbre se hacia con un efecto de sonido que emanaba de sus propias bocas, asi a medio dialogo hacen “piiiii, tocan el timbre, quien será?” Una mirilla por la cual ver quien era el que tocaba el timbre era muy util, así que no hacia falta mas que dibujarla con el gis. Rato después el la visita para insistir en regalarle el libro que a ella le había interesado de los que vió en la maleta, ella lo invita a pasar, le ofrece un café y mientras el repasa el album de fotos que contiene una leyenda que dice “Un hombre solo es hombre si es padre, esposo y soldado”. Lo cual lo descalificaba automáticamente pues no era ni padre, ni esposo, ni soldado y habia sido corrido de su trabajo por ser homosexual. No podía estar mas lejos de manera de pensar y ser de esa mujer ordinaria, ama de casa, esposa de un militar, de ideas fascistas. Sin embargo…

Honestamente es uno de las mejores obras que he presenciado, sobra decir que los protagonistas son grandes actores, al terminar la obra se voltean al publico, dan las gracias, y no baja el telón, pues por que no hay telón. Estaba yo esperando a ver si lo dibujaban y cuanto se iban a tardar en ello, pero simplemente se vuelven a cambiar de ropa alli mientras los demas aplaudimos con júbilo (por la obra, no por verlos encuerarse) y Giménez Cacho vuelve a dejar las luces como estaban al entrar a la sala. No se si no ha quedado lo suficientemente claro que me encantó y que la recomiendo mucho y que mejor le apuren a verla por que ya solo estará hasta el 27 de junio según me dijo el muchacho de los boletos y me encuestó al final de la obra.

Camino hacia Insurgentes, abordo el metrobús con destino a casa y no soy el mismo que cuando comenzó la película argentina de mediodía que tanto me gustó, ni antes de entrar a ver Abel, el debut como director de Diego Luna ni antes de la experiencia que fue presenciar “Trabajando un dia particular”.

No soy el mismo por que aparte de ser unas horas mas viejo voy en el metrobus con la sensación de que no se ha acabado la obra que acabo de ver, que no se si la vida imita al arte o al revés. Que todos abordo son una especie de ensamble, coro, elenco de mi obra y yo a mi vez soy el elenco de la de los demás.

Amor de unas horas

Existen diversos tipos de relaciones entre un hombre y una mujer. Cuando niño pensaba que un hombre y una mujer juntos necesariamente eran pareja, lo cual significaba a) que eran esposos, b) que eran novios. Con los años fui conociendo otros tipos de pareja, los amantes, los amigos cariñosos, los amigos nadamás, los amigos que no se atreven a andar muy a pesar de uno de ellos, y más, pero un día descubrí las parejas de ocasión. Supe que son conocidos como affaire en donde acaso terminan preguntándose el nombre.

 Yo tenia 18 años, ella era algo mayor. Pero nos caímos bien enseguida, primero el contacto visual, se acercó a preguntarme algo, no recuerdo que, momento, no me preguntó nada, ya lo recuerdo, me pidió que la dejase entrar en la fila delante mio, yo llevaba ya un par de horas allí con tal de tener buen lugar, cuando ella llegó vio que la fila daba muy lejos y se le hizo fácil pedírmelo. No sé si fue su sonrisa, la familiaridad con la que me habló o que simplemente no me pude resistir y accedí. Tan agradecida estaba que me tomó del brazo a la manera que lo hacían las parejas de antaño y no me soltó nunca. Sintió tanta confianza que comenzó a platicarme de si misma, tenia una charla amena. Bueno, una charla, es una charla. Yo no acostumbraba platicar mucho con nadie. Nunca pasó por mi cabeza que fuera peligroso, además estábamos en igualdad de circunstancias pues ella podria estar entablando amistad con un loco peligroso, estafador, maniático sexual, agente secreto del Gobierno, afortunadamente para ella yo no era nada de eso. Realmente yo no era otra cosa si no un muchacho huevón que ni estudiaba ni trabajaba solo me justificaba ayudandole a mi mamá en un pequeño changarro que teniamos y me la pasaba escapando de los regaños de mi padre y exhortaciones pletoricas de amor adulto encriptado en palabras soeces a buscarme un trabajo. Usaba el cabello largo, vestía de mezclilla negra y tenia una extraña fascinación por presenciar las trasmisiones de los programas de televisión y radio. Particularmente me confieso fan por aquel entonces de un animador de ojos azules cuyo encanto radicaba en burlarse de la gente y abusar de muletillas bobas que a muchos nos daban risa. Pocos años después cayó abatido por ametralladora saliendo de una taqueria a la que había ido a desayunar junto a su equipo de trabajo. Jamas se aclaró el asesinato, apenas normal si consideramos que estamos en México en donde cometer un crimen y salir impune es perfectamente posible siempre y cuando se posea el poder necesario. En aquellos años el país fue sacudido por una crisis brutal que disparó el precio del dólar, y engendró un mecanismo para que solidariamente todos los mexicanos de aquel entonces y varias generaciones después ayudáramos a que no colapsaran los bancos y sus bondadosos propietarios. Lo llamaron Fobaproa.

 A pesar de tal crisis a Paco Stanley le fue de maravilla, tal vez cuando la gente se siente mas jodida tiene mas necesidad de ser entretenida y conducía dos programas muy exitosos, uno en radio y otro en TV. El de radio se llamaba Estrellas W, show de aficionados con aspiraciones a cantante famoso en donde tiempo después concursé junto al grupo en el cual tocaba, obviamente no ganamos pero viví la experiencia de sentirme morir de nervios en un estudio desde la vieja W en Ayuntamiento 52 en el mero centro de la ciudad y en TV una revista cómico musical llamada Pacatelas. Si, eran tiempos de crisis. Viendo la televisión actual que se hace en México veo que lejos de salir de la crisis nos hundimos más. Antes por lo menos era divertida. Me encantaba pisar esos estudios llenos de historia “aquí cantó Agustín Lara, Pedro Vargas, Pedro Infante, José Alfredo, Cri-cri y todos los demás” “dicen que todavía espanta Pedro Infante”

Si, ella era algo mayor que yo, entre setenta y ochenta le calculo. Llevaba consigo un enorme tecolote de color azul con ojos bailones elaborado con la técnica del macramé sobre una tabla de cartón rigido. ¿Para que demonios querrá esa cosa tan rara? –pensé-.

-Se lo voy a regalar a Paco –pareció haberme leído la duda en mis ojos- Lo quiero mucho, siempre vengo a verlo aquí y a Televisa.

Insisto en que no se si le inspiré mucha confianza, se sentía muy sola, o simplemente me usó para evadir la fila, pero al poco rato ya me tenia sujetado del brazo como si fuéramos pareja o por lo menos como si fuera yo su familiar.

Cuando le pregunté por su familia me contó que sus hijos ya ni la visitaban, mucho menos los nietos. “nadamas el día de la madre y en navidad, así son los hijos, cabrones”. Afortunadamente ella no me hizo pregunta alguna acerca de mi estilo de vida, pues a pesar de ser un huevonazo no me enorgullecía serlo y mentir nunca me salió bien. Hubiera terminado inventándole una historia ridícula por inverosímil.

Entramos a la transmisión del programa, “el traca” era un hombre viejo y de quien Paco se burlaba y todos secundábamos que trabajaba en la W con un padecimiento que le impedía hablar bien y hacia las veces de jala-aplausos. Cuando la transmisión comenzaba, iba y regresaba de corte el nos indicaba con las manos y gritando “mas fuerte!” que rompiéramos el silencio con estruendosos y espontáneos aplausos para que la transmisión saliera de lujo. Uno a uno fueron pasando los concursantes, entre las actuaciones y los cortes a comercial Paco se orillaba a fumar o atendía a quien no se resistía las ganas de acercarse a saludarlo o darle algún regalo. Era muy malhablado y se llevaba a mentadas de madre con su staff. La gente jodida suele sentir una admiración que raya en el fanatismo por los personajes de la televisión.

Nunca le pregunté su nombre así que me referiré a esa mujer  como “Ella”. Bien, pues ella se levantó en un corte, fue el único momento en que me soltó el brazo y cargó con su ridículo tecolote de hilo azul con ojos bailones que era casi del tamaño de ella misma, le ofrecí ayudarla pero me lo impidió. Tenia que entregarlo personalmente, cuando llegó con Paco, el se le quedó viendo a la artesanía , fingió gusto y le dijo: “miraaa, que bonito, usted lo hizo con sus manitas?” Asintió con la cabeza, Paco la abrazó, un asistente recogió el regalo y ella reflejaba un gusto indescriptible en el rostro. Le dijo mas cosas que no alcancé a oir y finalmente regresó a su lugar junto a mi. Como era de esperarse volvió a engancharse de mi brazo.

 Al terminar el programa, y ya en la calle me despedí de ella no sin antes preguntarle si quería que la acompañara al metro. Llevaba yo menos de dos horas de conocerla y ya sentía que si no la acompañaba algo le podía pasar y yo no soportaría la culpa, pero no se que me hizo pensar eso si llevaba años de ir sola.

 -¿Ya te vas? Nombre, vamos a Televisa, ahorita Paco se fue para allá ¿no quieres ver el programa de tele en vivo? Se pone mas chingón.

-Nunca he ido a la tele –pensé- no manches, ahí está la edecán esa que me gusta, está bonita y se le miran unas piernotas en la tele.

-Pero no se como llegar a Televisa –le dije-

 -Pero yo si, te digo que siempre voy, órale, vamonos en taxi pa llegar mas pronto.

-Pero no traigo pa´l taxi

-Ah que la canción, yo si traigo, deja de poner tantos pretextos canijo muchacho.

No conocía bien el centro por aquel entonces, Televisa Chapultepec queda a unas cuadras de la W, tal vez hubiéramos llegado mas rápido caminando, sobre todo a esa hora que el transito estaba intenso. Llegamos por fin a nuestro destino y había una fila larguísima.

-Uchala, no vamos a entrar jefa.

-Tú no te apures, ya me conocen los de la puerta y yo entro sin formarme.

En la fila reconocí a varias personas que solía ver en la fila de la W, ¿Qué no tendrán quehacer? –Pensé- Ese cuate con el portafolio y de corbata seguramente le dice a su esposa que se sale a trabajar o a buscar trabajo y míralo, siempre está aquí el muy huevón. Un momento, pero si ya lo conozco por que vengo también muy seguido, significa que yo igual soy un paria.

Al abrir la puerta y comenzar a meter al público en grupos de diez mas o menos, ella se apersonó en la puerta e insistió vehementemente que la dejaran entrar argumentando ser amiga de Paco. No le creyeron así que ya resignados era hora de despedirnos, sin soltarme del brazo me dijo: “hijos de la chingada, si siempre me dejan entrar yo no se por que hoy se pusieron sus moños, pero no te preocupes, mañana te espero aquí, en esta salida del metro”.

-¿Mañana?

-Claro, ¿a poco no quieres entrar?

-Bueno…si.

-Tu me caes bien, te ves un buen muchacho, acostumbro andar sola pero es mejor acompañada, pero mi familia ya no me acompaña, ni les importo. Hoy me la pasé muy bien, ¿tu no?

-Pues…si.

-Trato hecho, mañana nos vamos a ver aquí a la una. Y vamos a entrar, como chingados no. Hasta mañana, -nos dijimos- no nos preguntamos el nombre como sucede en esos encuentros llamados affaire.

Me regresé a casa pensando en lo sola que se debía sentir esa mujer para engancharse tan rápido con un desconocido y que potencialmente era un delincuente. Es decir, yo no era un delincuente, pero ¿Cómo podía estar segura de ello? Me ha de ver como si fuera yo su nieto –seguí pensando- y yo no tuve abuela (literalmente) mis papás tenían en común que la mamá de ambos murió siendo ellos muy niños. A mi mamá la crió su abuela a quien vagamente recuerdo con su rebozo, cuando llegaba a visitarnos y nos llevaba un manojo de plátanos o un cucurucho de periódico lleno de cacahuates. Y mi papá fue criado por su madrastra, a quien respetó como mamá y le decía “jefa” y si, nosotros le decíamos “abuelita” aunque nunca fuimos cercanos, tenia nietos sanguíneos a quienes estoy seguro que realmente quería pues a ellos los paseaba y les traía regalos cuando salía de excursión. “Muchacho pendejo, ira nomás, ya tiraste el taco”yo tenia como cinco años, me reprendió en voz baja para que no oyeran los demás un día de campo se me cayó el taco de arroz que me acababa de dar.

 Al otro dia justo al a una de la tarde vi el reloj…colgado de la pared de mi casa. Me imaginé lo que estaba sucediendo en ese momento en la salida del metro. Una anciana volteaba en todas direcciones y veía su reloj pensando si acaso se me había olvidado la cita. Quizás con suerte tenia alzhaimer y ni se acordó, o tal vez estaba tan acostumbrada al abandono que en cuanto se dio cuenta que no llegaría se dirigió a formarse para entrar al programa de televisión en donde la pasaría genial. Otros dicen que la han visto recientemente, que no se ha movido de alli, que nadie le ha avisado que ya murió hace años, pero ella no puede morirse, pues acordó una cita, a la una, en esa salida del metro.

Algunas veces me han dejado plantado chicas con las que habia acordado una cita y a las que tenia muchas ganas de ver. Cuando eso sucede me lleno de rabia y me pregunto “¿por que es así la gente de incumplida? ¿Qué demonios he hecho yo para que me pasen estas cosas?”…