“Tres conejos en un arbol, tocando el tambor, que si, que no, que si lo he visto yo” Escuché alguna vez recitar eso a Paul McCartney en una grabación presentada en el Club de los Beatles de Universal Stereo, programa que escucho desde hace unos veinte años y del cual tengo una credencial. Yo que siempre me burlo de mi hermano fan y miembro de un fanclub de StarWars, le reitero que ser fan de cualquier cosa y pertenecer a un club es ñoño y esa gente es incapaz de conseguir sexo.
¿Alguien que trabaja de músico gana bien? Fue una de las primeras preguntas que me hizo una chica nada interesada en una primera cita al enterarse de que una de mis actividades era tocar los teclados en una banda. -Bueno, si, si te llamas Paul McCartney. –Quise contestar haciéndome el chistoso para liberar algo de tensión producto de mis desesperantes nervios y para ocultarle que no he conocido a nadie que se dedique a la música para hacer dinero-. Algunos hacen mucho, otros viven al día, y he conocido a quienes tocan a cambio de cerveza o por galantear con las mujeres.
Pero estaba muy equivocado, Paul McCartney no trabaja de músico. Es un músico todo el tiempo, inventa canciones de cualquier cosa y lo escuché cantar eso de los tres conejos con voz de tenor para alguna aria que compuso. Me queda claro que no le da vergüenza nada. En el concierto del pasado jueves y de hecho cada que viene a México reitera que estudió español en la primaria y lo que recuerda de sus lecciones es ese enunciado, la gente lo adora tanto que se lo celebra. Si yo fuera a Inglaterra, me postrara ante una audiencia y les dijera “Estudié inglés en la secundaria y lo que recuerdo de entonces es “my car is red”, “John is a doctor”, “pollito chicken, gallina hen, lapiz péncil y pluma pen” seguramente la muchedumbre la agarraría contra mi a pedradas o iban por una ambulancia para encerrarme. A veces odio no ser Paul McCartney.
No realmente, el jueves 27 de mayo del presente dio el primero de dos conciertos en el Foro Sol de la Ciudad de México. Hasta el domingo anterior al concierto me encontraba resignado a no ir, bueno eso decía, pero en el fondo sabia que llegado el momento me iba a poner muy mal. Afortunadamente para los que conviven conmigo, pude conseguir un par de entradas de última hora en taquilla. Me ofrecían unos boletos caros pero opté por los de la zona general, de pie. Sobra decir que me hizo optar por esas localidades.
Un amigo al enterarse de los conciertos me mandó un mensaje de compas “chinga tu madre si vas al concierto y no me avisas, yo también quiero ir”. De compas le contesté “No voy a ir pendejo, no hay varo y chinga la tuya”. Así que días después al estar formado en taquilla le marqué “oye wey, estoy formado y si hay boletos todavía para McCartney, siempre si vas a querer uno?”. -Si! Si! No mames, comprame uno. -Ok, mira el precio es de… -Ah pinche ojete, no me lo vas a disparar? -Ni madres, en primera por que ando justo, tengo otros gastos, en segunda por que soy tu amigo no tu papá y en tercera por que en segunda. ¿Lo vas a querer o no? Por que ya estoy por llegar a la ventanilla -Si, sí! Cómpralo, cómpralo. Le llamé en la noche para reiterarle el precio, acordar detalles y decirle de cosas.
Llegó el añorado día, pasó por mi en medió de una pertinaz lluvia, nos arrancamos con destino al Foro Sol, un par de kilómetros después de partir me dijo “a ver enséñame los boletos, no se te hayan olvidado wey” Se los mostré señalándole el precio y exclamó. -Orale, chido, te discutiste. -Te discutiste la chingada, si no me lo pagas antes de entrar lo revendo. Por respuesta dio un enfrenón, orilló el carro -No mames, no me lo vas a disparar. -No, quedamos en que me lo ibas a pagar. -Pero no tengo. -Ya sabía yo que ibas a salir con una mamada. Vamonos, después me lo pagas. -Pero no voy a tener pronto. -Oh que la chingada, ya dame la mitad y no ahorita cuando puedas! Pero ya vamonos! -No, es que…pues tu dijiste que me lo ibas a disparar. Mi amigo confiaba en que un amigo es un amigo y no le iba yo a hacer la chingadera de dejarlo vestido y alborotado, que me iba a ablandar al grado de ya regalárselo y todos felices.
Rato después estábamos de regreso en mi casa y yo entrando y diciéndole a mi hermana. Cámbiate, nos vamos a ver McCartney. -¿Y tu amigo? -Que te alistes te digo, ese cabrón no va. Al llegar al foro, barruntos de tormenta empardecìan el firmamento. Ay que mamón, estaba bien nublado pues. -Capas de a diez, orale llévela de a diez pa que no la pague a veinte allá adentro” Los comerciantes de oportunidad se ponían listos, rato después comenzó el chipi-chipi. La llovizna pues. -Capas de a veinte, lleve su capa de a veinte pa que no la pague a cincuenta allá adentro. Aprendí más de economía en diez minutos que en años de leer la sección de finanzas y espesos tratados de una bola de aburridos que nunca tuvieron idea de los Beatles. Por fortuna llevábamos un par de impermeables que había comprado con antelación. “Two of us, wearing raincoats”
-Me anda del baño. -Ah que la canción, no pasaste allá en la casa? Chale…pus ni hablar mujer, trais puñal, ahí están los baños. El infierno del Dante es un oasis comparado con el interior de un Sanirent, no me ha quedado de otra que entrar a uno de esos un par de veces en mi vida. Siempre me he preguntado que se sentirá ser el primero en entrar a uno, por que siempre que entro yo aparenta haber sido utilizado con antelación como por dos mil personas. -Ten, llévate un cigarro, te lo prendo. -Guacala, yo no fumo. -¿Guacala? Este cigarro te va a oler a campos floridos, no le jales si quieres, nomas póntelo en la boca. -Que no! Al salir obviamente traía cara de odiar a la humanidad. Una de las particularidades que tiene el Foro Sol, además de ser un pésimo lugar para ver conciertos, a menos claro que compres un boleto V.I.P. es que está bien pinche lejos de la calle. Caminas un parque, la pista del autodromo, y al llegar al estadio le tiene que dar toda la vuelta. Por fin llegamos, faltaban unos veinte minutos para el supuesto comienzo y buscamos un lugar desde donde se viera más o menos.
-Mira. Ahí está casi vacio. Cuando llegamos nos dimos cuenta que dicho espacio estaba casi vacío por que no se veía ni madres. Había una enorme carpa desde donde operaban la consola de sonido y no dejaba ver nada. Así caminamos a todo lo largo y ancho del terreno asignado a la perrada. De la mitad de la cancha para atrás. Afortunadamente llevaba un par de miralejos marca diablo que me hacían ver muy bien el escenario, claro con las amables interrupciones de los que pasaban con su charolota de cervezas, de palomitas, refrescos, esquites, y madre y media. ¿Estos vienen a tragar o a ver a McCartney? Mi lado amable afloró.
Se encendieron las pantallas y la multitud exclamo emocionada, una especie de collage de videos e imágenes con fondo musical corroan de abajo para arriba y parecía que era cosa de minutos. Y si fue de minutos pero como de veinte, pa acabarla de amolar en esos momentos se soltó el aguacero, pero nomás salió su mero padre Paul McCartney, hasta el agua se quito. Tlaloc ama a McCartney. Se apagaron las luces, se encendió el escenario iluminando a la muchedumbre que ya estaba loca de contenta y eso que todavía no empezaba el concierto. Ataviado de pantalón y saco negro con vivos rojos, camisa blanca y tirantes rojos, salió McCartney saludando al respetable y no tan respetable, al publico pues. -Hola México! -Holaaaaaa!!!!!!! -Hola chilango! -Ahhhhhhh!!!!!!!! Y no faltó un gato junto a mi que exclamó “también habemos potosinos wey!”
Y arrancó el concierto con un popurrí compuesto por Venus and Mars seguida de Rockshow, la banda emocionada con un jubilo en las caras como si estuvieran viendo a un Beatle, bueno, estaban viendo a un Beatle, pero con cara de “chin, esa no la conozco, que ya toque Yesterday pa que pueda yo cantar” y en eso, ora perros, tomen changos su banana, comenzaron los acordes de “Jet” y pus era feliz el indio y le dieron maracas, no no no, se caía el mula estadio. No hubo ni un naco que no siguiera el coro gritando “Jet” dando un puñetazo en todo lo alto. La inmensa mayoría de la concurrencia tampoco sabe que Jet, no se trata de ningún avión, si no de un caballo que tenía Paul. Que raro, Paul compuso una canción dedicada a su caballo y la llamo Jet, y Jose Alfredo Jiménez compuso una llamada “el caballo blanco” y se refería a un carro que tenía. No cabe duda que los musicos están bien chiflados.
Acto seguido comenzó “All my loving” con imágenes en las pantallas de la primera época de los beatles, esa en la que usaban trajes sin cuellos y el corte de pelo a la beatle, -que adecuado que los beatles se cortaran el corte de pelo a la beatle-, hasta parecian hermanos. Todo mundo cantaba o intentaba cantar la rola en su inglés de acento chilango al tiempo que pegaban de brincos como chapulin en comal caliente. Bueno está bien, cantábamos y bailábamos. Yo quería escuchar a Paul pero pues como todos gritaban la rola me les uní yo si con mi excelente pronunciación, ritmo y bien timbrada voz. Quizás la audiencia mexicana sea una de las mas entusiastas que ha presenciado un concierto de McCartney, -según las propias palabras de el y su banda- por el hecho de que la música Beatle se sigue escuchando hoy en día con mucha presencia en la radio del DF. “Los malditos Beatles están tocando mejor que nunca” –me contó un beatlemano que acababa de escuchar por cuadragésima ocasión el album blanco-. Quizás sea la impaciencia de tanto esperar –como dice la canción-. O quizás solo sea el hecho de que somos una raza de una naturaleza histerica, apatica, dramatica. Desunidos para todo, menos para las desgracias, las bodas y quince años, y para recibir al Papa viajero o para corear a McCartney, quien es un icono para esa religión llamada RockandRoll.
-Ya que cante una que no se sepan estos criados pa que dejen oir bien. –pensé- Así sucedió cuando cantó Changes del disco del bombero, o con 1985, ambas rolas geniales. Como todo lo que hace McCartney. Durante Let’em in, el estadio entero prendia y apagaba los encendedores al ritmo de la musica creando una vista espectacular. Sergio Zurita comentó después enfadado en su programa de radio que el publico mexicano es tan naco que va a un concierto a que lo vean a el. Al escuchar eso recordé a las decenas de asistentes ataviados a la usanza Sargent Pepper, con su traje de satín azul estilo militar, replica del usado por Paul para la portada de dicho disco. Pero esa piedra también me descalabró, pues al pensar que ponerme para ir, recordé una playera que tenía en el olvido que tiene la particularidad de portar en el pecho un letrero electronico de leds rojos al que se le pueden insertar mensajes que caminan, convirtiendo al portador de la misma en un display comercial con patas.Le inserté un par de mensajes uno que decía “McCartney Rocks!” y otro “Paul, quiero tener un hijo tuyo” Efectivamente que naco es el fan mexicano. He de decir sin afán de presumir que causó sensación la playera pues constantemente me detenian para verla y decian “orale! No mames! Donde la compraste?” yo contestaba ¿Dónde compré que? Ah ¿esta playera? ah pues por ahí, es solo una playera. “Yo quiero una!!! ¿Cuánto te costó?” -No recuerdo, no me fijo en eso, bye!
Es difícil encontrar los highlights o momentos cumbre en un concierto que se la pasa en casi todo momento al tope, pues este tipo tiene mas números 1 que un cientoncemilcientonce obviamente las de cajón fueron las más coreadas. No soy un tipo muy entusiasta pero contagiado del ambiente me la pasé cantando, brincando y balanceándome al ritmo de la música. Cuando cantó “My love” fue el momento mas romántico. Cada quien cogió a su pareja (así se dice) la abrazó por la espalda y ocurrieron miles de arrimones, por ende se concebieron miles de peques, yo contagiado por el ambiente volteé a mi lado y al darme cuenta que quien me acompañaba era mi hermana y que lo mio lo mio no es el incesto, pues me segui balanceando como niño autista. Lo mas emotivo ocurrió durante los homenajes a los beatles culpables de que jamás se vuelvan a reunir. John y George y son culpables pues por que ya están muertos, avisaron que con ellos, que mejor no cuenten. A George lo homenajeo tocando Something, al principio con un ukulele solo y a media canción se le unió toda la banda haciendo una interpretación enorme de esa gran canción. A mas de uno se le aflojó el sentimiento, y peor aún cuando fue turno de homenajear a John cantando “here, today” y posteriormente “un dia en la vida” seguida de “give peace a chance”. Particularmente el momento que mas me gusta de un concierto de McCartney es inevitablemente Live and let die. La primera ocasión que presencié uno confieso que las explosiones me tiraron en mi silla, estando de pie al momento del estallido me aventó el ruido, la emoción, y terminé sentado, solo para pararme de inmediato y seguir cantando. En esta ocasión quise hacer lo mismo, solo que recordé que no tenia silla y en consecuencia solo grité “a huevo putos!, esos son cuetes y no mamadas!, si hasta parece que estoy en Tultepec!”, y siempre que termina esa rola McCartney bromea sacudiendo el humo y desaprobando tanto ruido.
No faltará quien diga que Paul es totalmente predecible, pues quienes hemos ido a sus shows o los hemos visto en video, ya hasta nos sabemos el orden, los encores, y la rola con la que va a terminar, y no nos importa! Es como ir a ver tu película favorita veinte veces y emocionarte siempre y sentir suspenso aunque sepas el final.
Por supuesto que parte de ese orden incluye el momento acustico cuando se va toda la banda y se queda el con su guitarra a interpretar Blackbird, y otras que cambia como We can work it out o Calico Skies. Constantemente señalaba los letreros de la gente popis de hasta adelante como el de “Ho, hei ho” que lució durante la interpretación de Mrs Vandelbit. O uno de una muchacha quien después supe se llama Gina, quien desde rato hace estaba jodiendo con un letrero en el que le pedia bailar con el. Al interpretar Get Back el la invita a subir, tarda ella un montón pue son es precisamente una gacela y papas, que se pone a bailar, iba ataviada de mezclilla con una playera blanca que la hacia lucier un enorme par de…aretes, no, de tetas. Estaba bien chichona y pues ya se imaginarán el despapaye que se armó entre la perrada. Nomas imaginensela brincando y pues bom, bom, bom y aca abajo parecia burlesque. Bailó con los musicos y con el mismismo McCartney, quien al despedirla le dijo “muchas chichis, ou nou, perdón, chichis gracias!. La verdad es que esto lo acabo de inventar pero hubiera estado fregón que así le hubiera dicho.
Para concluir interpretó las que ya le han de caer re gordas de que las tiene que tocar a huevo, Let it be, y Hey Jude, donde obviamente nos dimos vuelo coreando el NA, NA , NA , NA, NA, NA, NAAA, HEY JUDE!” cuando se levanta a dirigir el coro McCartney baila como el tio borracho de la fiesta, hasta hacer el ridículo le sale perfecto y se ve genial. En el ultimo encore o regreso interpretó Helter Skelter, para la bola de ignorantes que siempre dicen “los beatles son fresas”, “John era el rocker, Paul el fresa, componia puras mermeladas” Es tan energética esa canción con esa bateria que hizo gritar a Ringo “tengo ampollas en los dedos” y las guitarras distorsionadas suenan tan metálicas que cada que la oigo me siento bien malo y que el diablo se apodera de mi y me dice “saca el churro y pon una porno, y luego vamos a patear indigentes” pero afortunadamente nunca le hago caso a excepción de la porno y para que se me quite lo malora enseguida pongo el submarino amarillo”. Para terminar pues obviamente termina con “the end” antecedida por el reprise del sargento pimienta, al baterista Abe Laboriel Jr. Se ve como un autentico demonio, pues con su enorme humanidad de 160 kilos, tez negra, y los litros de sudor que con el calor que hace en el escenario provocan que se le evaporen mientras está tocando y cuenta “one, two trhee, tour!” A media canción durante su “solo” se adueña del escenario para concluir con un duelo de tres guitarras entre Paul y sus músicos, finalizando con “and ind the end, the love you take, is equal to the love, you make”, chingo de papelitos con los colores de la bandera nacional y sale Paul de “caemebien” ondeando nuestro lábaro patrio. El Foro Sol es una caldera hirviente y los miles de asistentes una muchedumbre vuelta loca pidiendo mas, pero pus ya, aquí se rompió una jerga y se van todos pa su casa.
El exodo a la salida fue tumultuoso, compré un par de playeras, una de ellas para mi amigo que a la mera hora no vino conmigo y por quien no dejé de sentir algo de tristeza. Era casi la una de la mañana, los taxis se dejaban pedir una millonada y los micros cobraban una tarifa como si lo fueran a llevar a uno a Pachuca. Y pues como dijo Alfredo, ya ni llorar es bueno, regresé a casa de madrugada y al otro día me tuve que levantar temprano pero con un gusto que parecía que acaba de pasar la noche con Jackie Garcia. Durante el día le mandé un mensaje a mi amigo “Que pasó wey? No mames, estuvo bien chingón!, te traje un souvenir, pasa a la casa en la tarde pa que lo veas”.
Una amistad siempre es digna de aquilatar, por que con tu pareja invariablemente finges, eres lo mas honesto que puedes, pero hay cosas que no le cuentas por que no es sano, en cambio con un amigo, con un amigo eres como realmente eres. Kike por ejemplo, me contestó el mensaje: -Vas y chingas a tu madre, pinche puto.
-Vete a la…entonces no quieres la playera?
-Al rato paso, pero de todos modos vas y…