Paul McCartney en Mèxico

“Tres conejos en un arbol, tocando el tambor, que si, que no, que si lo he visto yo” Escuché alguna vez recitar eso a Paul McCartney en una grabación presentada en el Club de los Beatles de Universal Stereo, programa que escucho desde hace unos veinte años y del cual tengo una credencial. Yo que siempre me burlo de mi hermano fan y miembro de un fanclub de StarWars, le reitero que ser fan de cualquier cosa y pertenecer a un club es ñoño y esa gente es incapaz de conseguir sexo.

¿Alguien que trabaja de músico gana bien? Fue una de las primeras preguntas que me hizo una chica nada interesada en una primera cita al enterarse de que una de mis actividades era tocar los teclados en una banda. -Bueno, si, si te llamas Paul McCartney. –Quise contestar haciéndome el chistoso para liberar algo de tensión producto de mis desesperantes nervios y para ocultarle que no he conocido a nadie que se dedique a la música para hacer dinero-. Algunos hacen mucho, otros viven al día, y he conocido a quienes tocan a cambio de cerveza o por galantear con las mujeres.

Pero estaba muy equivocado, Paul McCartney no trabaja de músico. Es un músico todo el tiempo, inventa canciones de cualquier cosa y lo escuché cantar eso de los tres conejos con voz de tenor para alguna aria que compuso. Me queda claro que no le da vergüenza nada. En el concierto del pasado jueves y de hecho cada que viene a México reitera que estudió español en la primaria y lo que recuerda de sus lecciones es ese enunciado, la gente lo adora tanto que se lo celebra. Si yo fuera a Inglaterra, me postrara ante una audiencia y les dijera “Estudié inglés en la secundaria y lo que recuerdo de entonces es “my car is red”, “John is a doctor”, “pollito chicken, gallina hen, lapiz péncil y pluma pen” seguramente la muchedumbre la agarraría contra mi a pedradas o iban por una ambulancia para encerrarme. A veces odio no ser Paul McCartney.

No realmente, el jueves 27 de mayo del presente dio el primero de dos conciertos en el Foro Sol de la Ciudad de México. Hasta el domingo anterior al concierto me encontraba resignado a no ir, bueno eso decía, pero en el fondo sabia que llegado el momento me iba a poner muy mal. Afortunadamente para los que conviven conmigo, pude conseguir un par de entradas de última hora en taquilla. Me ofrecían unos boletos caros pero opté por los de la zona general, de pie. Sobra decir que me hizo optar por esas localidades.

Un amigo al enterarse de los conciertos me mandó un mensaje de compas “chinga tu madre si vas al concierto y no me avisas, yo también quiero ir”. De compas le contesté “No voy a ir pendejo, no hay varo y chinga la tuya”. Así que días después al estar formado en taquilla le marqué “oye wey, estoy formado y si hay boletos todavía para McCartney, siempre si vas a querer uno?”. -Si! Si! No mames, comprame uno. -Ok, mira el precio es de… -Ah pinche ojete, no me lo vas a disparar? -Ni madres, en primera por que ando justo, tengo otros gastos, en segunda por que soy tu amigo no tu papá y en tercera por que en segunda. ¿Lo vas a querer o no? Por que ya estoy por llegar a la ventanilla -Si, sí! Cómpralo, cómpralo. Le llamé en la noche para reiterarle el precio, acordar detalles y decirle de cosas.

Llegó el añorado día, pasó por mi en medió de una pertinaz lluvia, nos arrancamos con destino al Foro Sol, un par de kilómetros después de partir me dijo “a ver enséñame los boletos, no se te hayan olvidado wey” Se los mostré señalándole el precio y exclamó. -Orale, chido, te discutiste. -Te discutiste la chingada, si no me lo pagas antes de entrar lo revendo. Por respuesta dio un enfrenón, orilló el carro -No mames, no me lo vas a disparar. -No, quedamos en que me lo ibas a pagar. -Pero no tengo. -Ya sabía yo que ibas a salir con una mamada. Vamonos, después me lo pagas. -Pero no voy a tener pronto. -Oh que la chingada, ya dame la mitad y no ahorita cuando puedas! Pero ya vamonos! -No, es que…pues tu dijiste que me lo ibas a disparar. Mi amigo confiaba en que un amigo es un amigo y no le iba yo a hacer la chingadera de dejarlo vestido y alborotado, que me iba a ablandar al grado de ya regalárselo y todos felices.

Rato después estábamos de regreso en mi casa y yo entrando y diciéndole a mi hermana. Cámbiate, nos vamos a ver McCartney. -¿Y tu amigo? -Que te alistes te digo, ese cabrón no va. Al llegar al foro, barruntos de tormenta empardecìan el firmamento. Ay que mamón, estaba bien nublado pues. -Capas de a diez, orale llévela de a diez pa que no la pague a veinte allá adentro” Los comerciantes de oportunidad se ponían listos, rato después comenzó el chipi-chipi. La llovizna pues. -Capas de a veinte, lleve su capa de a veinte pa que no la pague a cincuenta allá adentro. Aprendí más de economía en diez minutos que en años de leer la sección de finanzas y espesos tratados de una bola de aburridos que nunca tuvieron idea de los Beatles. Por fortuna llevábamos un par de impermeables que había comprado con antelación. “Two of us, wearing raincoats”

-Me anda del baño. -Ah que la canción, no pasaste allá en la casa? Chale…pus ni hablar mujer, trais puñal, ahí están los baños. El infierno del Dante es un oasis comparado con el interior de un Sanirent, no me ha quedado de otra que entrar a uno de esos un par de veces en mi vida. Siempre me he preguntado que se sentirá ser el primero en entrar a uno, por que siempre que entro yo aparenta haber sido utilizado con antelación como por dos mil personas. -Ten, llévate un cigarro, te lo prendo. -Guacala, yo no fumo. -¿Guacala? Este cigarro te va a oler a campos floridos, no le jales si quieres, nomas póntelo en la boca. -Que no! Al salir obviamente traía cara de odiar a la humanidad. Una de las particularidades que tiene el Foro Sol, además de ser un pésimo lugar para ver conciertos, a menos claro que compres un boleto V.I.P. es que está bien pinche lejos de la calle. Caminas un parque, la pista del autodromo, y al llegar al estadio le tiene que dar toda la vuelta. Por fin llegamos, faltaban unos veinte minutos para el supuesto comienzo y buscamos un lugar desde donde se viera más o menos.

-Mira. Ahí está casi vacio. Cuando llegamos nos dimos cuenta que dicho espacio estaba casi vacío por que no se veía ni madres. Había una enorme carpa desde donde operaban la consola de sonido y no dejaba ver nada. Así caminamos a todo lo largo y ancho del terreno asignado a la perrada. De la mitad de la cancha para atrás. Afortunadamente llevaba un par de miralejos marca diablo que me hacían ver muy bien el escenario, claro con las amables interrupciones de los que pasaban con su charolota de cervezas, de palomitas, refrescos, esquites, y madre y media. ¿Estos vienen a tragar o a ver a McCartney? Mi lado amable afloró.

Se encendieron las pantallas y la multitud exclamo emocionada, una especie de collage de videos e imágenes con fondo musical corroan de abajo para arriba y parecía que era cosa de minutos. Y si fue de minutos pero como de veinte, pa acabarla de amolar en esos momentos se soltó el aguacero, pero nomás salió su mero padre Paul McCartney, hasta el agua se quito. Tlaloc ama a McCartney. Se apagaron las luces, se encendió el escenario iluminando a la muchedumbre que ya estaba loca de contenta y eso que todavía no empezaba el concierto. Ataviado de pantalón y saco negro con vivos rojos, camisa blanca y tirantes rojos, salió McCartney saludando al respetable y no tan respetable, al publico pues. -Hola México! -Holaaaaaa!!!!!!! -Hola chilango! -Ahhhhhhh!!!!!!!! Y no faltó un gato junto a mi que exclamó “también habemos potosinos wey!”

Y arrancó el concierto con un popurrí compuesto por Venus and Mars seguida de Rockshow, la banda emocionada con un jubilo en las caras como si estuvieran viendo a un Beatle, bueno, estaban viendo a un Beatle, pero con cara de “chin, esa no la conozco, que ya toque Yesterday pa que pueda yo cantar” y en eso, ora perros, tomen changos su banana, comenzaron los acordes de “Jet” y pus era feliz el indio y le dieron maracas, no no no, se caía el mula estadio. No hubo ni un naco que no siguiera el coro gritando “Jet” dando un puñetazo en todo lo alto. La inmensa mayoría de la concurrencia tampoco sabe que Jet, no se trata de ningún avión, si no de un caballo que tenía Paul. Que raro, Paul compuso una canción dedicada a su caballo y la llamo Jet, y Jose Alfredo Jiménez compuso una llamada “el caballo blanco” y se refería a un carro que tenía. No cabe duda que los musicos están bien chiflados.

 Acto seguido comenzó “All my loving” con imágenes en las pantallas de la primera época de los beatles, esa en la que usaban trajes sin cuellos y el corte de pelo a la beatle, -que adecuado que los beatles se cortaran el corte de pelo a la beatle-, hasta parecian hermanos. Todo mundo cantaba o intentaba cantar la rola en su inglés de acento chilango al tiempo que pegaban de brincos como chapulin en comal caliente. Bueno está bien, cantábamos y bailábamos. Yo quería escuchar a Paul pero pues como todos gritaban la rola me les uní yo si con mi excelente pronunciación, ritmo y bien timbrada voz. Quizás la audiencia mexicana sea una de las mas entusiastas que ha presenciado un concierto de McCartney, -según las propias palabras de el y su banda- por el hecho de que la música Beatle se sigue escuchando hoy en día con mucha presencia en la radio del DF. “Los malditos Beatles están tocando mejor que nunca” –me contó un beatlemano que acababa de escuchar por cuadragésima ocasión el album blanco-. Quizás sea la impaciencia de tanto esperar –como dice la canción-. O quizás solo sea el hecho de que somos una raza de una naturaleza histerica, apatica, dramatica. Desunidos para todo, menos para las desgracias, las bodas y quince años, y para recibir al Papa viajero o para corear a McCartney, quien es un icono para esa religión llamada RockandRoll.

-Ya que cante una que no se sepan estos criados pa que dejen oir bien. –pensé- Así sucedió cuando cantó Changes del disco del bombero, o con 1985, ambas rolas geniales. Como todo lo que hace McCartney. Durante Let’em in, el estadio entero prendia y apagaba los encendedores al ritmo de la musica creando una vista espectacular. Sergio Zurita comentó después enfadado en su programa de radio que el publico mexicano es tan naco que va a un concierto a que lo vean a el. Al escuchar eso recordé a las decenas de asistentes ataviados a la usanza Sargent Pepper, con su traje de satín azul estilo militar, replica del usado por Paul para la portada de dicho disco. Pero esa piedra también me descalabró, pues al pensar que ponerme para ir, recordé una playera que tenía en el olvido que tiene la particularidad de portar en el pecho un letrero electronico de leds rojos al que se le pueden insertar mensajes que caminan, convirtiendo al portador de la misma en un display comercial con patas.Le inserté un par de mensajes uno que decía “McCartney Rocks!” y otro “Paul, quiero tener un hijo tuyo” Efectivamente que naco es el fan mexicano. He de decir sin afán de presumir que causó sensación la playera pues constantemente me detenian para verla y decian “orale! No mames! Donde la compraste?” yo contestaba ¿Dónde compré que? Ah ¿esta playera? ah pues por ahí, es solo una playera. “Yo quiero una!!! ¿Cuánto te costó?” -No recuerdo, no me fijo en eso, bye!

Es difícil encontrar los highlights o momentos cumbre en un concierto que se la pasa en casi todo momento al tope, pues este tipo tiene mas números 1 que un cientoncemilcientonce obviamente las de cajón fueron las más coreadas. No soy un tipo muy entusiasta pero contagiado del ambiente me la pasé cantando, brincando y balanceándome al ritmo de la música. Cuando cantó “My love” fue el momento mas romántico. Cada quien cogió a su pareja (así se dice) la abrazó por la espalda y ocurrieron miles de arrimones, por ende se concebieron miles de peques, yo contagiado por el ambiente volteé a mi lado y al darme cuenta que quien me acompañaba era mi hermana y que lo mio lo mio no es el incesto, pues me segui balanceando como niño autista. Lo mas emotivo ocurrió durante los homenajes a los beatles culpables de que jamás se vuelvan a reunir. John y George y son culpables pues por que ya están muertos, avisaron que con ellos, que mejor no cuenten. A George lo homenajeo tocando Something, al principio con un ukulele solo y a media canción se le unió toda la banda haciendo una interpretación enorme de esa gran canción. A mas de uno se le aflojó el sentimiento, y peor aún cuando fue turno de homenajear a John cantando “here, today” y posteriormente “un dia en la vida” seguida de “give peace a chance”. Particularmente el momento que mas me gusta de un concierto de McCartney es inevitablemente Live and let die. La primera ocasión que presencié uno confieso que las explosiones me tiraron en mi silla, estando de pie al momento del estallido me aventó el ruido, la emoción, y terminé sentado, solo para pararme de inmediato y seguir cantando. En esta ocasión quise hacer lo mismo, solo que recordé que no tenia silla y en consecuencia solo grité “a huevo putos!, esos son cuetes y no mamadas!, si hasta parece que estoy en Tultepec!”, y siempre que termina esa rola McCartney bromea sacudiendo el humo y desaprobando tanto ruido.

No faltará quien diga que Paul es totalmente predecible, pues quienes hemos ido a sus shows o los hemos visto en video, ya hasta nos sabemos el orden, los encores, y la rola con la que va a terminar, y no nos importa! Es como ir a ver tu película favorita veinte veces y emocionarte siempre y sentir suspenso aunque sepas el final.

Por supuesto que parte de ese orden incluye el momento acustico cuando se va toda la banda y se queda el con su guitarra a interpretar Blackbird, y otras que cambia como We can work it out o Calico Skies. Constantemente señalaba los letreros de la gente popis de hasta adelante como el de “Ho, hei ho” que lució durante la interpretación de Mrs Vandelbit. O uno de una muchacha quien después supe se llama Gina, quien desde rato hace estaba jodiendo con un letrero en el que le pedia bailar con el. Al interpretar Get Back el la invita a subir, tarda ella un montón pue son es precisamente una gacela y papas, que se pone a bailar, iba ataviada de mezclilla con una playera blanca que la hacia lucier un enorme par de…aretes, no, de tetas. Estaba bien chichona y pues ya se imaginarán el despapaye que se armó entre la perrada. Nomas imaginensela brincando y pues bom, bom, bom y aca abajo parecia burlesque. Bailó con los musicos y con el mismismo McCartney, quien al despedirla le dijo “muchas chichis, ou nou, perdón, chichis gracias!. La verdad es que esto lo acabo de inventar pero hubiera estado fregón que así le hubiera dicho.

Para concluir interpretó las que ya le han de caer re gordas de que las tiene que tocar a huevo, Let it be, y Hey Jude, donde obviamente nos dimos vuelo coreando el NA, NA , NA , NA, NA, NA, NAAA, HEY JUDE!” cuando se levanta a dirigir el coro McCartney baila como el tio borracho de la fiesta, hasta hacer el ridículo le sale perfecto y se ve genial. En el ultimo encore o regreso interpretó Helter Skelter, para la bola de ignorantes que siempre dicen “los beatles son fresas”, “John era el rocker, Paul el fresa, componia puras mermeladas” Es tan energética esa canción con esa bateria que hizo gritar a Ringo “tengo ampollas en los dedos” y las guitarras distorsionadas suenan tan metálicas que cada que la oigo me siento bien malo y que el diablo se apodera de mi y me dice “saca el churro y pon una porno, y luego vamos a patear indigentes” pero afortunadamente nunca le hago caso a excepción de la porno y para que se me quite lo malora enseguida pongo el submarino amarillo”. Para terminar pues obviamente termina con “the end” antecedida por el reprise del sargento pimienta, al baterista Abe Laboriel Jr. Se ve como un autentico demonio, pues con su enorme humanidad de 160 kilos, tez negra, y los litros de sudor que con el calor que hace en el escenario provocan que se le evaporen mientras está tocando y cuenta “one, two trhee, tour!” A media canción durante su “solo” se adueña del escenario para concluir con un duelo de tres guitarras entre Paul y sus músicos, finalizando con “and ind the end, the love you take, is equal to the love, you make”, chingo de papelitos con los colores de la bandera nacional y sale Paul de “caemebien” ondeando nuestro lábaro patrio. El Foro Sol es una caldera hirviente y los miles de asistentes una muchedumbre vuelta loca pidiendo mas, pero pus ya, aquí se rompió una jerga y se van todos pa su casa.

El exodo a la salida fue tumultuoso, compré un par de playeras, una de ellas para mi amigo que a la mera hora no vino conmigo y por quien no dejé de sentir algo de tristeza. Era casi la una de la mañana, los taxis se dejaban pedir una millonada y los micros cobraban una tarifa como si lo fueran a llevar a uno a Pachuca. Y pues como dijo Alfredo, ya ni llorar es bueno, regresé a casa de madrugada y al otro día me tuve que levantar temprano pero con un gusto que parecía que acaba de pasar la noche con Jackie Garcia. Durante el día le mandé un mensaje a mi amigo “Que pasó wey? No mames, estuvo bien chingón!, te traje un souvenir, pasa a la casa en la tarde pa que lo veas”.

Una amistad siempre es digna de aquilatar, por que con tu pareja invariablemente finges, eres lo mas honesto que puedes, pero hay cosas que no le cuentas por que no es sano, en cambio con un amigo, con un amigo eres como realmente eres. Kike por ejemplo, me contestó el mensaje: -Vas y chingas a tu madre, pinche puto.

 -Vete a la…entonces no quieres la playera?

-Al rato paso, pero de todos modos vas y…

Cine y teatro, recomiendo.

No soy experto en cine, ni en teatro, ni en nada. Simplemente me gusta ir cada que puedo y a veces hasta cuando no puedo. Hoy era uno de esos días en que no podía, pero al ver la cartelera me dieron muchas ganas.

A veces una película regular se convierte en una memorable si en vez de ir al cine la vez en la recamara o en el sofá al lado de la persona que amas. Por eso hoy me fui a los cines y el teatro de a solapa, y casi siempre hago eso. Y fue genial, y no quiero dejar de recomendárselas para que vayan.

EL SECRETO DE SUS OJOS

Recuerdo haberme emocionado bastante hace algunos años después de ver una película al grado de llegar a casa y hablar con mi gente de ella con un entusiasmo comparable al de un escuincle a su regreso de Disneylandia. A la fecha es una de mis favoritas y la sigo recomendando. Tal película se llama “El hijo de la novia”, es argentina, fue dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín llamado “el mejor actor del mundo” entre burlas y veras por Sergio Zurita.

Dicho tandem se vuelve a reunir, filma otra película y se gana el Oscar a película en lengua extranjera. Tal filme se llama “El secreto de sus ojos” y por fin llegó a las pantallas mexicanas este fin de semana. Confieso que ya la habia visto hace un par de meses en un DVD que si yo tuviera hijos, avergonzados dirian que “tienen un papa pidata” pero ya fui a verla a la pantallota del cine y me volví a emocionar o quizás un poco mas. Contrario a Daniel Rabinovich de “Les Luthiers” quien en un sketch aseguraba haber visto una película dos veces, con la salvedad de que en la segunda ocasión no le entendíó.

El secreto de sus ojos es un trhiller policiaco, pero es también una historia de amor, y tiene dosis de comedia, es decir que quien vaya a ver esta película lo mismo se emociona, se sienta al filo de la butaca, rie y hasta suelta su lagrima. Comienza en el presente cuando Benjamín Esposito (Ricardo Darín) un detective retirado con afición por la escritura decide intentar una novela recordando un caso que lo dejó marcado. Transcurría 1974, a su lugar de trabajo llega una mujer hermosa llamada Irene (Soledad Villamil) a ocupar el puesto de su nueva jefa, a Esposito le ocurre el “amor a primera vista” pero sin atreverse nunca a actuar al respecto.

 Al mismo tiempo sucede un crimen, una joven mujer es violada y asesinada y el es asignado para resolver el caso. Parece lograrlo pero llegado el momento se encuentra con todo en su contra y tiene que escapar. La acción regresa al presente, a reencontrarse con el caso y con su amor platónico de aquel entonces. Y obvio que aquí les dejo de contar la trama pa que no le zumben los oidos a mi sacrosanta jefecita.

La dosis de comedia que mencioné corre a cargo de Guillermo Francella, a quienes muchos recordarán por hacer el papel de un buscador de talentos y promotor argentino en la película “Rudo y Cursi” aquí hace el papel de compañero de trabajo y amigo del protagonista, pero lejos de ser un patiño de esos que parecen no tener vida propia y solo existen en las películas o series para escuchar al amigo y hacerse el chistoso. Aquí Francella hace a un policía alcohólico pero leal y a la postre fundamental en la búsqueda del asesino. Por si fuera poco, para los amantes del futbol o “fúrbol” como dicen los argentinos tambien da esta hermosa película, he visto muchas con trama deportiva y puedo asegurar que nunca haba visto una secuencia igual a la que vi aquí, transcurre sin cortes, comienza con una toma aerea del abarrotado estadio del equipo Huracán durante un encuentro nocturno entre este y el Racing Club de Avellaneda, con la narración del radio. La toma vuela sobre la cancha durante el partido, se va a las tribunas sobre las cabezas de los espectadores y hasta colocar en primer plano a los protagonistas, hay una persecución y termina otra vez en la cancha. Es vertiginosa, muy emocionante. Además hay mención a dos futbolistas que jugaron en México, que solo los muy clavados al soccer como yo alguna vez lo fui conocen, se trata de Brindisi, quien dirigió al Atlas y Ataulfo Sanchez, quien defendió el arco del glorioso América.

En fin, que de verdad, si quieren pasar un par de horas viendo una gran película no dejen de ir al cine a ver esta joya, que se llama “el secreto de sus ojos” por que hace mucho énfasis en ello, tanto la trama, como la cinematografia están basadas en las miradas de los protagonistas.

ABEL

Un niño gordo actuó al lado de Gael Garcia Bernal y Ludwika Paleta en “El abuelo y yo”, después fui hijo de Huicho Domínguez y la tesorito en “El premio mayor”, luego se dio su besote con Gael, ha sido adoptado por Kevin Costner en un western, se casó con Zoé Saldaña y fue amigo de Tom Hanks en “la terminal”, ha sido un imitador de Michael Jackson, un estafador al lado de John C. Reilly, y muchos papeles mas, ya había dirigido un documental acerca de la vida de J.C. Chávez y hoy presenta su primer largometraje. Sin contar que está casado con Camila Sodi, que ya con eso me pude haber ahorrado todo lo anterior para que se merezca el respeto de todo mundo. Si señores, a Diego Luna parece salirle todo bien. Pues Abel, está muy buena.

Narra la historia de Abel, un niño con un trastorno de personalidad que lo hace asumir el papel del jefe de la casa, se cree el padre de sus hermanos y marido de su mamá. Su verdadero padre está ausente, se fue a Estados Unidos y han dejado de tener noticias de el, la mamá se las ve muy difícil para poder mantenerlos. La historia transcurre en Aguascalientes en la actualidad, la madre trata de no llevarle la contraria y le pide a sus hermanos hacer lo mismo, ya que ello lo afecta mucho y significaría que se lleven a Abel a la ciudad de México para ser atendido. Quizás un pensamiento egoísta, preferir tener a un hijo enfermo pero en casa que ser atendido aunque lejos de ella, pero francamente yo no me atrevo a juzgarla así, ya que ni soy mujer ni me ha abandonado mi esposo, ni he sido madre, ni mis hijos es lo único que tengo, ni soy nada, yo soy ebanista y estoy barnizando esta madre. Ok, eso ultimo es parte de un chiste de polo polo, pero me dieron ganas de decirlo.

Un día súbitamente se aparece el papá de Abel quien muy quitado de la pena regresa a su casa a reclamar su lugar y se suscitan un lógica serie de desencuentros y enredos debido al padecimiento de Abel y el resentimiento de la mamá y hermana y confusión del mas pequeño de la familia. La gente nos reímos tanto en el cine que se podria decir que esto es una comedia pero con tintes dramáticos. Como la vida. Muy buen reparto encabezado por unos niños tiernísimos que según se, no son actores pero fueron capacitados después de un casting, Karina Guidi en el papel de la mamá y ese gran actor llamado José Maria Yaspik personificando al papá, luciendo una panzota chelera y haciendo un papel que a todos nos divierte pero nos deja ver a un perfecto desgraciado. Actuación especial además de Carlos Aragón, un gran actor a quien muchos conocen por un comercial en el que vende su estomago por que ya no aguanta el ardor, y a mi me encanta y me divierte mucho cada que lo veo en ese gran programa de Canal Once llamado “¿Quien dijo yo?” en donde cinco verdaderos actores juegan a improvisar. Muchos dicen que hay que apoyar al cine mexicano, por que es mexicano, yo a esta la recomiendo ampliamente no por mexicana, si no por buena. Hagan buen cine y me cae que la industria camina, hagan porquerías como “paradas continuas” “así del precipicio”, “ladies night” y verán que no se les paran ni las moscas.

TRABAJANDO UN DIA PARTICULAR

Hay grandes obras de teatro en las que se invierte bastante en escenografia, vestuario, efectos, un enorme inmueble para escenificar, en la cual los actores son glamorosos. Esta, no es una de esas obras.

Yo no sabía donde estaba el teatro “el milagro” solo sabía que en la calle de Milán, la cual tampoco sabía muy bien donde se localizaba, tenia una idea, tampoco es que la estuviera yo buscando por la villa, el caso es que estaba yo en el centro, saliendo de ver Abel, agarré un taxi y le dije al ruletero “lleveme a Milán”

 -Uy joven, yo nomas aquí en el Distrito, si salimos al Estado de México es lo doble, pero ya Milan está de al tiro lejos.

-La calle de Milán.

-Jajaja, ya se hombre, un chascarrillo, animo! ¿Donde queda esa calle?

 Me aterré al darme cuenta que me habia subido al taxi de un comediante que no conocia las calles.

 -Pues no sé, creo que por aquí, antes de llegar a Reforma, ¿pues que usted no sabe?

-Pus soy taxista no la guia roji, ahhh, ya se, es una callecita que está aquí cerca, que lugar busca?

-El teatro el milagro

-No pus sepa la bola, está cortita la calle, lo dejo alli y ahí lo busca si quiere.

Al llegar a Milan encontré una referencia que me dijo sin duda que ahí era el teatro.

-Ah mire, déjeme ahí!

-¿Dónde?

-Alli, junto a Giménez Cacho.

-¿Quién?

-El señor de camisa verde.

 Me bajé y habia unas cuantas personas, el teatro no tiene cara de serlo hasta que no ves el anuncio de neón que al estar apagado pues no se notaba. Unas de esas personas eran Laura Almelo y Daniel Giménez Cacho, ella sentada en la banqueta tomandose una Coca-Cola y el de pie platicando con ella mientras disfrutaba un trago y fumaba un cigarro. ¿Me veré muy naco si le pido tomarse una foto conmigo? –pensé- Después de meditarlo unos instantes y fumar para calmar mi ansiedad (ignoro por que, pero me da muchos nervios la gente famosa, los sigo considerando de otra galaxia) decidí que si, que si me vería de al tiro muy naco.

Así que le pedí a un extraño que me la tomara y a Daniel que si se tomaba una foto conmigo, ambos accedieron gustosos. Compré mi entrada, el costo es muy accesible comparado con otras obras. No manches, en promedio el teatro comercial hoy en dia está en 400, 450, pero para ver Mamma Mia, o el musical de Timbiriche tienes que pagar 750 del aguila! Pues ni que incluyera brinco con Ana Brenda. En fin, aquí cuesta 140 y los viernes 50 varitos. Le pregunté al muchacho que me vendió el boleto si ya podía pasar y me dijo “no, es que es arriba la obra y hasta que se les avise pueden acceder. Ni hablar mujer, traes puñal. –Pensé con el tonito ese de Nosotros los Pobres, que sale a cada rato en la tele y ya hasta me sé los diálogos-.

En eso entro Giménez Cacho y nos dijo a todos ¿comenzamos? Nos quedamos viendo unos a otros preguntandonos ¿Y por que nos pregunta a nosotros? Pero accedimos con la cabeza. Asi que lo seguimos por las escaleras, llegamos al foro, un teatro de regular tamaño, es decir, no tan grande como el Metropolitan pero no tan pequeño como La gruta, y mientras ocupabamos nuestros lugares, nos dimos cuenta que la obra ya habia comenzado desde la calle, me tocó muy buen lugar, aunque de cualquier punto se ve bien. En cada esquina del escenario y a unos centímetros de los espectadores se comenzaron a vestir los protagonistas. Jiménez Cacho se queda en calzones para ponerse los pantalones y zapatos de su personaje, después se quita la camisa verde que traia y se enfunda la blanca que estaba alli, Laura Almelo se mete dentro de un vestido y se saca los pantalones, y comienzan a acomodar las cosas de la estenografía, una tina con sabanas y ropa, una mesa con mantel, una silla, una pistola, una maleta llena de libros y lo demás….lo demás no habia. Pero también lo colocaron o mejor dicho, lo dibujaron.

Ambos actores sacan sus gises y se ponen a dibujar unas ventanas, una jaula, un retrato de una viejecita. Todo está listo para el inicio, así que arranca la obra, las luces y el audio ambiental son operados por …Daniel Giménez Cacho! Quien acciona una mezcladora conecatada a una laptop operada por el con un pequeño control remoto que guarda en la bolsa de su pantalón.

 La accion se desarrolla en los treintas, Hitler visita Roma, Mussolinni lo recibe encabezando un desfile junto a el, el Fhurer e Il duche viven tiempos de gloria. La gran mayoria acudió al desfile, pero los protagonistas de esta historia no, la obra comienza simultáneamente en ambas viviendas, el en la suya está a punto de pegarse un tiro, ella en la propia está lidiando con su perico, quien se acaba de escapar de la jaula y se va a parar en la ventana de el, su hasta entonces desconocido vecino. El tiene la pistola en su cabeza cuando suena su timbre, así comienza todo, ella le salva la vida involuntariamente, o mejor dicho el perico de ella, o mejor dicho el destino que quiso que el perico se fuera a postrar alli. O mejor dicho cada quien ve lo que quiere ver. Ella es una abnegada ama de casa, esposa de un militar, madre de seis hijos y orgullosa de estar a punto del premio que le dan a cada familia al llegar a siete. Obviamente admiradora de Mussolinni. El un locutor, soltero, obligado a pagar un impuesto por no tener hijos, “el impuesto del celibato” “Como si la soledad fuera una riqueza” –exclama el- todos reímos en la sala, yo instantes después de reir tragué saliva. El le ayuda a atrapar al perico, después la invita a pasar, le intenta regalar un libro de los que tenia en la maleta, la invita a un café pero ella se muestra cortante, no estaba bien visto estar en la vivienda de un hombre soltero, y menos con una portera tan metiche y chismosa.

 Todo transcurre en una tarde, según se nota en el reloj –que también dibujaban y borraban para cambiar la hora- Si hacia falta hablar por teléfono, pues bastaba con dibujarlo en la pared, si había que abrir la puerta, se dibujaba que se abría, faltaba mas. Cada que sonaba un timbre se hacia con un efecto de sonido que emanaba de sus propias bocas, asi a medio dialogo hacen “piiiii, tocan el timbre, quien será?” Una mirilla por la cual ver quien era el que tocaba el timbre era muy util, así que no hacia falta mas que dibujarla con el gis. Rato después el la visita para insistir en regalarle el libro que a ella le había interesado de los que vió en la maleta, ella lo invita a pasar, le ofrece un café y mientras el repasa el album de fotos que contiene una leyenda que dice “Un hombre solo es hombre si es padre, esposo y soldado”. Lo cual lo descalificaba automáticamente pues no era ni padre, ni esposo, ni soldado y habia sido corrido de su trabajo por ser homosexual. No podía estar mas lejos de manera de pensar y ser de esa mujer ordinaria, ama de casa, esposa de un militar, de ideas fascistas. Sin embargo…

Honestamente es uno de las mejores obras que he presenciado, sobra decir que los protagonistas son grandes actores, al terminar la obra se voltean al publico, dan las gracias, y no baja el telón, pues por que no hay telón. Estaba yo esperando a ver si lo dibujaban y cuanto se iban a tardar en ello, pero simplemente se vuelven a cambiar de ropa alli mientras los demas aplaudimos con júbilo (por la obra, no por verlos encuerarse) y Giménez Cacho vuelve a dejar las luces como estaban al entrar a la sala. No se si no ha quedado lo suficientemente claro que me encantó y que la recomiendo mucho y que mejor le apuren a verla por que ya solo estará hasta el 27 de junio según me dijo el muchacho de los boletos y me encuestó al final de la obra.

Camino hacia Insurgentes, abordo el metrobús con destino a casa y no soy el mismo que cuando comenzó la película argentina de mediodía que tanto me gustó, ni antes de entrar a ver Abel, el debut como director de Diego Luna ni antes de la experiencia que fue presenciar “Trabajando un dia particular”.

No soy el mismo por que aparte de ser unas horas mas viejo voy en el metrobus con la sensación de que no se ha acabado la obra que acabo de ver, que no se si la vida imita al arte o al revés. Que todos abordo son una especie de ensamble, coro, elenco de mi obra y yo a mi vez soy el elenco de la de los demás.