Crònicas de andanzas por la riviera maya. 3era y ùltima parte.

Terminamos de desayunar y fuimos hacia el hotel por nuestras cosas. El tipo que nos vendió el paseo en Xcaret nos citó a las 8:30 en el lobby del hotel. El Gerry tuvo una idea.

-Vamos rápido a la playa, quiero tomar unas fotos.

-Pero no creo que nos de tiempo.

-Bueno, yo si voy a ir.

-Ah que la canción, vamos pues.

La playa estaba prácticamente vacía, solo alguno que otro corredor ejercitandose. Contemplè la inmensidad del mar eso aunado a la tranquilidad de la playa y el sonido de las gaviotas me puso reflexivo.

-¿Ya viste Gerry?

-Que

-El mar, es inmenso, ante el nosotros los hombres tan egocentristas nos podemos dar cuenta de nuestro real tamaño. Somos del tamaño de una gota de agua, o de un grano de arena. Varios han hablado de ello, tu sabes, “somos polvo en el viento”, o Mohamed Alí, el boxeador, era un bocón engreído, pero eso era un personaje, o quizás una parte de el si era así, pero como todos tenía varias facetas. El dijo alguna vez que para darnos cuenta de nuestra real dimensión agarráramos un grano de arena y lo tiñéramos de rojo y después lo soltáramos en un desierto. La madre Teresa decía que toda la ayuda que podamos hacer por los demás, por mucho que hagamos es tan solo del tamaño de una gota en el mar, pero eso no nos debe desanimar; al contrario, nos debe alentar porque sin esa gota, el mar estaría incompleto. En eso creo, uno no es el centro del universo, ese pensamiento realmente te vuelve desgraciado, solo importa uno en la medida en la que
se integre a todo esto, a formar parte del todo que es la vida. ¿O tu como ves?…Gerry…¿Gerry?.

Volteé a buscarlo y estaba tomando fotos por todos lados.

-Chingá, ¿Por qué no escuchas lo que uno dice? Me acabo de aventar un choro que haría palidecer de envidia a Deepak Chopra, ja

-Sí, te estoy oyendo, (click, click, me contestaba mientras seguia tomando fotos) dijiste que está re grande el mar. No y ¿ves toda esa agua?

-Si

-Pues abajo hay más

Sentí que me estaba cabuleando. Miré el reloj y vi que ya era la hora en que nos había citado.

-No mames ya son las ocho y media, nos van a dejar wey, y no creo que nos devuelvan la lana con la que apartaste el viaje, vamos a tomar un taxi pal hotel pa llegar de volada.

Al llegar al lobby no estaba esperándonos nadie, solo se encontraban la recepcionista y Marco, el tipo que nos había vendido desde nuestra llegada el viaje a Chichén Itzá y que también nos ofreció el de Xcaret, pero a un precio realmente caro, por eso optamos por el que nos vendieron en un puesto situado en plena calle. Los hay por todos lados ofreciendo excursiones a distintos puntos de la Riviera Maya. Marco entonces nos preguntó si íbamos a ir a algún lado.

-Si, vamos a ir a Xcaret.

En cuanto se dio cuenta que compramos el paseo con alguien que no era el hizo lo que todo mexicano que se respete suele hacer al referirse a su competencia. Echar pestes de ellos y hacernos sentir que éramos unos tarados por no haberle comprado a él. Una tamalera no puede ver a otra, así que puso cara de angustia y empezó a asustarnos.

-Hijole muchachos, donde compraron su viaje a Xcaret.

-En un puesto allá adelante sobre la avenida.

-Noooo, ¿por que no se los advertí? me lo debieron haber comprado a mí.

Acentuaba sus palabras con gesticulaciones lastimeras y llevándose las manos a la cabeza, como si realmente le importara.

-Pero es que nos lo dejabas medio caro, allá nos ahorramos una lana.

-Pues si pero ya se las hicieron, esos cabrones son re incumplidos, ¿dejaron adelanto? Ya mejor díganle adiós a ese dinero. Ni van a venir y cuando vayan ustedes a reclamar se las van a hacer cansada.

Logró su cometido y el Gerry y yo volteamos a vernos con mirada de reproche pensando cada quien para sus adentros “a como somos pendejos, bueno; tu mas que yo”. El Gerry entró en un estado de ansiedad y traté de tranquilizarlo.

Vamos a esperar otro rato y si no llegan nos vamos por nuestra cuenta a Xcaret y pues ya ni modo, cuando regresemos les peleamos el adelanto o ya damos por perdida esa lana y te ayudo con la mitad.

Como era de esperarse hizo caso omiso y salió caminando aprisa hacia la calle

.Y ahora dónde vas?

-A buscar al mono que nos transó.

-Y que tal que mientras vas hasta allá llega la vagoneta por nosotros? Bueno te marco a tu celular si llegan.

-No traigo el celular

-¿Cómo que no? ¿Dónde está?

-Lo dejé en el hotel

-¿Para qué chingados te compras un celular si no lo vas a andar trayendo?

.Hay que viajar ligero.

Salió que echaba chispas y yo me quedé a esperar. Como era lógico en cuanto el se fue llegó la vagoneta por nosotros, y como era más lógico aún en vez de decir mi nombre a quien buscaron fue a él.

-¿Chavez Gerardo?

-Chavez Gerardo anda que se lo lleva la chingada y los anda buscando pa madrearselos –pensé pero no le dije, en cambió señalé- Fue a buscar a quien le vendió el viaje por qué pensó que ya no vendrían.

-Ya estamos aquí, lo que pasa es que tenemos que recoger a otros turistas, ¿tu vas a viajar con él? ¿Eres su…amigo, pareja?

Esto era más de lo que podía soportar. Ahora además de que la gente me consideraba el criado del Gerry o un pegoste siendo que yo era el titular del viaje, creían que éramos un par de lilos en nuestra luna de miel.

-No voy a contestar eso y no, yo no estoy viajando con él, es él quien está viajando conmigo, bueno estamos viajando juntos pero…bueno ¿a ustedes que más les da? Aquí lo que sucede es que el siempre se me adelanta a la hora de registrarnos y por eso todo ha salido a su nombre, pero sépase usted que yo me gané este viaje y yo me llamo…

-¡Ya llegué! Me dijeron que ya había venido la camioneta por nosotros .Exclamó agitado el Gerry que irrumpió corriendo y no me dejó terminar de decir mi nombre-

-¿Chávez Gerardo?

-Si, yo soy

-Adelante señor, suba usted.

Así fue que finalmente Chávez Gerardo y su mozo, criado, pegoste, chichifo o lo que fuera yo para la demás gente abordamos la vagoneta en pos de nuestro destino. Hicimos un par de escalas, la primera a liquidar el costo restante del viaje y la segunda en las talachas, se nos había pinchado una goma. Perdón, quise decir ponchado una llanta, pero se me pegó el dichito de los argentinos que venían a mi lado.

Diez minutos después estábamos en Xcaret. Nos colocaron nuestra pulsera, nos dieron una planilla de cupones que canjearíamos adentro por bebidas o papitas en los puestos y comida en alguno de los restaurantes. Un mapa del lugar y por último nos dieron un tubo de plástico transparente con el logotipo del lugar. A mi se me figuró como un céspol pero me aclararon. “Es su snorkel, está limpio, no los reciclamos, se lo puede llevar de souvenir al terminar su recorrido”.

Ah claro, el snorkel. –Pensé- Yo que soy un buzo consumado.

Una vez en el interior me di cuenta de algo. No lo íbamos a recorrer todo, es enorme. Debe tener su propio código postal. Es un zoológico, pero es una zona arqueológica, hacienda, un sendero selvático, un acuario, un rio, una playa, un estadio, un pueblo…todo eso es Xcaret. El lugar perfecto para quienes queremos tener contacto con la naturaleza pero moriríamos devorados por alguna bestia o nomás del puro miedo a los quince minutos en la jungla salvaje. No, aquí todo es natural pero lo bastante artificial para sentirse seguro.

No sabía por dónde demonios comenzar a recorrer. Temí preguntarle al Gerry. Una de las principales atracciones es el nado en un rio subterráneo y enseguida me di cuenta que el se moría por entrar allí.

¿A dónde vamos primero?

-Pues yo digo que al rio subterráneo, pero ahora si que donde tu digas.

-Yo digo que vayamos al acuario a ver los arrecifes de coral y los peces de colores. –Dije todo acobardado pero con mucha seguridad y voz de macho-

Así lo hicimos y alberga unos peces realmente hermosos y de tonalidades increíbles. Fue entonces que me acordé de Olga, no; ella no es un pez, es una muchacha, una amiga con la que salía, sí; si me gusta. Sí, nos queríamos mucho. Si, ella “como amigo”. Típico. En fin. Olga sabe nadar muy bien, lo ha practicado por años. Me acordé de ella al ver este pez por que contó que sumergiéndose un poco en el mar pudo apreciar un pez enorme y de colores hermosos y que esa imagen le había parecido maravillosa y llenado el espíritu de emoción y amor por la vida.

-Yo también estoy viendo peces de esos –pensé- siento emoción en el espíritu y amor por la vida.

Entonces se apareció la cara de Olga en el reflejo del vidrio del acuario y con sonrisa macabra me dijo : Si, pero yo los vi en su habitat y tu en una pecera artificial, porque no sabes nadar, Ja-ja-ja.

Sacudí mi cabeza para deshacerme de eso y fui a donde estaban los hipocampos o caballitos de mar, bueno estaba su foto en el cuadro explicativo, al mula caballito no lo veía por ningún lado.

-Aquí está! –Me lo señaló el Gerry-

-No mames, ese ha de ser un recién nacido ¿no?

-No, son de ese tamaño.

-Yo pensé que eran mas grandes, el Acuaman paseaba en uno de esos cuando salía en las caricaturas.

Seguí con mi aventura marina y me dejaron tocar unas estrellas de mar. Yo pensé que se iba a mover o tirarme la tarascada, morderme pues, pero no hizo ni madres.

-¿Y qué hacen estas? –le pregunté a la señorita-

-Pues son estrellas de mar- me aclaró mis dudas-.

Metros adelante sobre un túnel estaba un ventanal en el que se podía observar el estanque de los tiburones, que emoción. Los tiburones.

-Mira ahí viene uno, ah chingá, esta medió panzón no, ¿a poco tienen patas?

-Ese es un buzo, le está dando mantenimiento al estanque.

-O ha de ser el alimento vivo que le echan a los tiburones, vamos a esperarnos tantito, igual y vemos una gran escena.

-Los tiburones no atacan a la gente. Eso solo pasa en las películas

-A ver al rato te avientas pa comprobarlo, vamos a seguir recorriendo.

Unos delfines jugueteaban en otro estanque.

Los delfines no son más que tiburones gays, comentó despectivamente el Gerry, a quien se le quemaban las habas por nadar en el mula rio subterráneo.

Esta bien vamos –gulp-.

Fuimos al área exclusiva para quienes pagamos el paquete plus. La cual constaba de casilleros y bancas. ¿Chale y ya por eso es plus? –Pensé- pensé que incluía sauna, masaje, final feliz, en fin…plus.

Nos ataviamos con la indumentaria correspondiente para entrar al rio. Nunca antes había usado chaleco salvavidas, gogles, snorkel y aletas así que me sentí ligeramente ridículo pero nada comparado con lo que me esperaba minutos después.

Antes de entrar al rio había un lugar conocido como “zona de decisión” o creo que “área del valor” aunque a mí me pareció leer “cobardes, largo de aquí”. Era el último lugar para arrepentirse de entrar y en el cual hacían firmar a todo adulto mayor y persona con riesgos un exención de responsabilidades a la empresa. La pasé muy quitado de la pena y en cuanto llegamos al rio entré como toda la experiencia de nadador consumado que había obtenido la tarde anterior en la alberca del hotel. Es decir me metí bajando las escaleras y sujetándome con mucho miedo a soltarme a diferencia del resto de las personas que se metían echando un clavado. Pocos segundos después de entrar me dí cuenta que contrario a lo que yo suponía mis pies no alcanzaban el fondo, aunado a la angustia que me provocó la falta de aire provocada por la inexperiencia en el uso del snorkel (que no se para que demonios me puse, si solo lo usan quienes se sumergen, todos los demás lo traen colgando). Empecé a sentir como me llevaba el agua sin tener nada de control sobre mi mismo, traté de estabilizarme y sentí como el cuerpo se me iba para atrás tragué agua salada y entonces sucedió. Me aterré y comencé a manotear pidiendo ayuda, me agarré del primer pelado que vi cerca, era el tipo que estaba tomando las fotos que te venden al final del parque y al sujetarlo lo sumergí, el Gerry pensaba que estaba yo bromeando y ya iba metros adelante.

Pero cuando vio que era en serio se regresó y me pidió tranquilizarme, yo pálido del maldito susto no quería mas queso si no salir de la ratonera, nos salimos y el insistía en señalarme que no había problema, “mira no te ahogas, para
eso es el salvavidas, tranquilo, ya pasó. ¿Estás bien? Me pareció necia la pregunta y le contesté liberando algo de susto ¡Nooo, no estoy bien! ¿Me veo bien acaso chingà?

-Ok. Tranquilo, mira no lo tienes que hacer, si quieres salte y no hay bronca, vamos a recorrer lo demás.

Entonces sentí que este es de los momentos que separa a los hombres de los peleles, tragué saliva y lo dije.

-Lo voy a hacer

Obvio que no lo hubiera hecho solo, de hecho la decisión la tomé en base a que el tipo al que había yo sumergido segundos antes me dijo “nomas agarrate de su chaleco y ahí se pueden ir así”. Y entonces nos fuimos el Gerry nadando y yo remolcándome sujetado de su chaleco, haciendo el oso de mi vida, sonriendo pero meandome del miedo. Hay salidas del recorrido cada 100 metros y yo sentí que no tenía nada que probarle a nadie y que con 100 metros tenía yo suficiente así que me salí en la primer oportunidad. Lo cual agradeció el Gerry pues ya venia sacando la lengua de cansancio.

Siguió el recorrido y yo busqué la salida hacia la superficie pero solo di con un laberinto de cavernas que recorrí dando vueltas y regresando al mismo lado, me desesperé y regresé al rio a preguntarle a otro buzo fotógrafo como salir, “todos los túneles salen”.

Chingada madre, -pensé- ya para entonces no soportaba mi pie, de hecho tomé ese viaje con una dolencia en el tobillo y la planta que me hacia renguear pero que no era lo suficientemente cruel al principio como para renunciar al viaje, pero como prohibían caminar con las aletas puestas sobre el cemento, tenía que hacerlo igual que el resto, totalmente descalzo. Cada paso que daba era una tortura. Y ahí estaba yo aun no terminaba de salir del mal trago de agua salada, susto y ridículo, y ahora atrapado en unas cavernas que me enredaban y con el pie matándome del dolor. ¿Y para esto pague más de 100 dólares? –Pensé optimista-

Por fin vi la luz del a superficie y salí en un lugar totalmente apartado del rio, en donde las familias admiraban a los chimpancés, al salir se me quedaban viendo como si yo fuera uno más y me di cuenta que estaba lejísimos de donde había dejado mis cosas. No me quedó otra que seguir mi recorrido haciendo muecas de dolor hasta que una chica de las que trabajan allí me vio y asustada me preguntó.

-¿Le ocurre algo? ¿Se encuentra bien?

-Estoy bien, claro. (No fueran a pensar la guapa chica que era yo un débil) Solo me faltó pedirle todo lleno de autosuficiencia “ejarme solo!” cual matador de toros tras ser revolcado por el astado y apartando a los subalternos que le quitan al toro de encima.

-Pero le duele al pisar señor

-Bueno si, me lastimé el pie, pero ya llegué con ese malestar al parque, no los voy a demandar

La chica me vio en realidad mal y me ofreció ir por una silla de ruedas y llevarme al servicio médico para que me revisaran el pie. No sé porque demonios no acepté. Una vez que llegué a donde suponía estaban mis cosas me dijo la muchacha “ay señor, ¿a poco no hizo el recorrido completo? Es que sus cosas ya no están aquí, se las llevó la camioneta a la salida del rio, al otro lado del parque, ahora va a tener que ir hasta allá”.

Puse cara de “¿se están poniendo de acuerdo para chingarlo a uno verdad?” le expliqué que no podía caminar hasta allá y entonces me ofrecieron llevarme en una de las camionetas en las que llevan las cosas, el chico tuvo que pedir autorización vía radio y previa escala llegamos al otro extremo. Una vez allí por fin pude ponerme las chanclas y caminar sin tanto dolor y me puse a esperar al Gerry, esperé unos minutos, media hora, tres cuartos…entonces apareció a lo lejos con un gusto enorme, sonrisa de oreja a oreja, realmente se notaba muy divertido, me gritó para que volteara a verlo:

-Juaaaaaan!!!! Mientras agitaba sus brazos.

La sonrisa se contagia, no pude sino secundar su gozo.

-¡Chingada madre! Donde te metes!!! Llevo una hora aquí esperando con la pinche pata rota y tu jugando!!!, no mames! –No se asuste amable lector, en mi descargo diré que no siempre soy tan enojón, solo que la situación me estresó bastante y sentí la necesidad de liberarme, además afortunadamente el Gerry es un tipo que prácticamente no se enoja y todo lo toma a guasa, así que pensó que estaba yo bromeando.

-Jajaja!, tranquilo! Voy para allá

Había un restaurant entre nosotros, decidí rodearlo por la derecha para llegar a donde el estaba. Como era de esperarse el lo rodeó por el otro lado así que cuando llegue al otro extremo, volví a oírlo gritar riendo a carcajadas desde donde estaba yo antes.

-Jajaja, Juan! Nos cruzamos!

Decidí que no tenía caso el seguirme enchilando así que esperé a que se terminara de divertir. Cuando llegó a donde yo estaba notó un ligero gesto de estrés en mi y me dijo “ya tranquilo hombre, venimos a divertirnos, mira…Tómalo como un mal momento nadamás. Ya, vamos a seguir recorriendo.

Decidimos que en adelante yo decidiría que atracciones visitar. Así sucedió y opté por cosas de hombre. Visitamos el mariposario con especímenes de colores increíbles, un apiario donde las abejitas viven en troncos felices y producen miel, la zona de jaguares y pumas en donde se encuentran perfectamente libres pero con unas enormes zanjas que separan sus terrenos de la gente que los visita. La cancha de juego de pelota. El pueblo maya, una simulación de un pueblo maya real con chozas en donde unos artesanos ataviados con indumentaria indígena y look precolombino elaboran y venden sus hermosos productos a precios exorbitantes. Pude imaginar la hora del cierre del parque, momento en el que se quitan su disfraz, se visten con ropa actual y abordan su transporte rumbo a la unidad habitacional en donde viven y llegan a ver su capítulo de su serie favorita en canal de paga. Previa escala al súper a comprar la cena que calentarán en el microondas. Casi todos los visitantes eran rubios en esa zona así que le caminé rápido por temor a que alguna autoridad del parque pensara que era yo uno de los del pueblo maya llegando tarde a trabajar.

El pueblo incluye también una tortillería típica en donde pude ver objetos que no había visto desde que cuando muy niño visité el pueblo de mi madre como un pequeño molino de mesa que ocupan igual para el maíz que para el café, y varios metates, que son estos objetos de piedra en donde se hincan las mujeres para triturar y moler los ingredientes de la comida ayudadas por otro objeto de piedra de figura fálica conocida como “la mano del metate”. Mi madre me cuenta que en su pueblo si una muchacha se quería casar la ponían a moler chile en el metate y si el vapor del chile hirviendo le producía tos o llanto, no estaba lista. De ahí el refrán de rancho “mala pa´l metate, pero buena pa’l petate” el cual señalaba a una mucha que se creía lista para irse a vivir con su novio sólo por el hecho de que ya era muy diestra en las labores sexuales, no así para los quehaceres domésticos. Lo cual a mí, me parece de lo más normal, preparar comida no es fácil. Ah, los pueblos.

El cementerio maya luce lleno de lápidas coloridas con epitafios graciosos. Un quemador de veladoras enorme y en general todo aquello está muy bien hecho y atrapa la atención de quien visita ese lugar.

Era hora de comer y pasamos a un restaurant de comida mexicana, hay mas opciones en el parque pero francamente ya teníamos mucha hambre como para andar escogiendo y nos metimos a comer allí.

¿A quién anoto? Nos preguntó en la entrada el anfitrión. Bastó con el apellido del Gerry. Ok, dos personas, la  familia Chávez. El Gerry, se apresuró a decirle que no somos familia, claro está –pensé, debe dar pena ser pariente mío- El restaurant incluía show ecuestre y música norteña en vivo, me sentía como en la pulquería de mi pueblo, pero sin alacranes en el piso, aserrín ni obscenidades. El buffet de platillos tipitos estaba muy bien surtido y le entré con enorme gusto, entre los postres había capirotada que estuvo muy sabrosa, helado del cual soy fan y mi favorito de la vida, arroz con leche. Si mi destino es morir envenenado, se que será con arroz con leche.

De beber nos sirvieron sendas copas de limonada. Aun y cuando entre los cupones teníamos la opción de cervezas.

-Y si pedimos unas chelas Gerry?

-Pero tu no tomas

-Pues no pero como que lo amerita

-No quiero ser aguafiestas, pero preferiría que no.

Me sentí afortunado de haber viajado con un tipo que no necesita beber para estar bien. De lo contrario probablemente hubiera recaído. Si, hace algún tiempo tuve problemas con el alcohol y tuve que dejarlo de tajo. Antes de enterarse de ello el Gerry me comentó “¿no bebes? ¿Sabes? Mi papá dice que tan mal cae alguien que toma mucho, como alguien que se abstiene por completo” Yo no tomo pero si voy a una fiesta y me insisten pues me puedo tomar una o máximo dos.

-Y tiene mucha razón tu papá mi Gerry, he estado en ambas situaciones pero uno tiene que decidir que no importa si le caes mal a la gente por ser un borracho o por ser un aguado que no bebe. A final de cuentas solo quien carga un costal sabe lo que trae adentro. Bah, salud! Nos empinamos las limonadas.

Tragar como pelón de hospicio me provocó sueño, así que le propuse que fuéramos a la playa a descansar. Así lo hicimos, bueno, lo hice, me tendí en un camastro a ver el atardecer, tomar lo que restaba de sol, oír música, ver nalgas, perdón, algas, el agua es tan transparente que se ven desde afuera. Mientras el Gerry seguia emulando a Jacques Costeau echándose unos bucitos.

Comenzó a oscurecer y nos dirigimos hacia “El gran Tlachco” que es una suerte de arena, o quizás tan grande como un estadio, construido en estilo prehispanico y con un enorme techo que emula a los techos de palma de una choza. Allí finaliza el recorrido con el gran espectáculo del cual todos hablaban maravillas. “Ni ha de estar tan bueno” –pensé-.

De camino allí el Gerry a seguir haciendo l oque le encantaba, autorretratarse mientras me adelante me encontré con una chica ataviada en huipil y look maya con unos ojos muy bonitos y sonrisa encantadora. Si, trabajaba allí en el parque y ya se que su trabajo es ser amables con todo mundo pero que quieren, por unos instantes sentí que me estaba coqueteando. Estar en un lugar tan hermoso y en donde todos andan en traje de baño, provoca tanta seguridad, que seria la primera vez que le coquetearía yo a alguien ataviado en traje de baño. Cosa normal, pues no suelo andar en traje de baño en el DF y no suelo coquetearle a nadie.

-Hola.

-Hola, ¿cómo te ha parecido el parque?.

-Pues hermoso, tu también, digo, estee tengo una duda, ¿a ustedes que trabajan aquí les sigue pareciendo todo tan bonito? ¿No se acostumbran?

-Estoy a prueba, llevo un mes pero…no creo que una se aburra nunca de este lugar, es precioso. Mira, ¿ya viste esos?

-¿Son unos tapires no? –para entonces se nos había emparejado el Gerry, haciendo mosca.

-Exacto, ¿sabías que tienen un nombre maya? Les decimos “(me lo dijo, pero no recuerdo el vocablo, lo siento)” y ¿sabes lo que significa? Eso quiere decir en español “el gordito”.

-Ahí te hablan Juan jajaja.

Enorme el Gerry, su comentario y risa hicieron que dejara yo de sumir la barriga y desinflara mi pecho, postura que involuntariamente adoptè el rato que dialogué con la chica.

-Bueno ya me voy chicos, los veo en el estadio, ahora tengo que ir allí a vender palomitas.

-Nos vemos. Oye…pero ¿Cómo te llamas? –le pregunté-

-Ahhh, pues Magdalena, babas, ¿que no ves su gafette? –Comentó el Gerry-, ya para entonces tenía ganas de darle una bofetada, obvio que había visto el gafette todo el tiempo. La chica se alejó riendo.

En el área de vestidores ocurrió un desaguisado, después de sacar nuestras cosas y en un parpadeo mientras se terminaba de vestir el Gerry, perdimos las llaves del locker, lo cual supuso una penalización que a mí me pareció exorbitante, si una mugre llave vale como 15 pesos con un cerrajero, pero aquí la cobraron a casi 300. Le brinde todo mi apoyo moral al Gerry quien absorbió el gasto.

De camino al estadio nos dimos cuenta que nos faltó de recorrer la hacienda henequenera, el mirador y la capilla en donde se casó Paulina Rubio. –Bah, no se nos vaya a pegar lo ignorantes mi Gerry, ahí se casó paulina Rubio, mejor que no visitamos esa iglesia” Aunque después pensé que la Pau podrá ser una mujer sin talento e ignorante como quien más, pero de que es exitosa y le va muy bien en lo suyo…chingá, por que no visitamos esa iglesia. –Lamentè-

Ya era de noche y nos instalamos en el estadio. Comenzó el espectáculo. Un gran show, me recordó mucho a las inauguraciones olímpicas, y realmente creo que está a la altura de esos espectáculos, inicia este con escenificaciones de la fundación del lugar, luces, sonido, copal, música prehispánica, y ceremonias mayas, un partido de juego de pelota, después una especie de hockey jugado con bolas de fuego. Recordé a los comentaristas futboleros cuando en este juego tiraban a la portería y fallaban hubiera quedado perfecto el “cerca la bala quemante!” que en estos casos no hubiera sido metáfora.

Siguió una escenificación de la llegada de los españoles, no faltó el naco que cuando los vió entrar gritó “culeeero, culeeero”, bueno está bien, fui yo, pero pues estaba yo muy feliz y fue de pura guasa además no fui el único. Escenas de batallas, caballos, y finalmente una parte en la que un español está tocando la guitarra, llega un indio y saca su flauta de carrizo y se le une con una melodía, escenificando la fusión de las dos culturas, aplauso de todo el respetable y fin del primer acto. Intermedio para estirar las patas, ir a hacer pipí y todo lo que hace uno en los intermedios.

El segundo acto se trató de bailables de toda la republica. Aún y cuando no soy un aficionado al folclor me emocionó mucho cada uno de los bailes. Todos llenos de color, belleza, armonía y enorme gusto. Simpáticos sobre todo cuando tocó el estado de Yucatán con sus bailables del tipo “jarana”, la danza de los viejitos de Michoacán, con su particular zapateado en donde al final los bailarines se quitan la máscara de viejitos y resultan ser ¡unos ancianos de verdad! Mi parte aguafiestas me hizo notar que en determinado momento hay un truco, se salen los bailarines jóvenes y entran los viejitos, pero el detalle resulta muy grato. Loco de contento reía y aplaudía quien esto escribe. No podían faltar los estados de Veracruz con sus entrañables sones jarochos haciendo alarde de zapateado. Junto con la música de Hidalgo, la de Veracruz es la que quizás más me gusta de toda la república, El arpa junto a las jaranas infunde un gozo extraordinario en la música jarocha, esto aunado al ingenio de los que recitan las coplas, provoca que en donde vea yo música jarocha me detenga. Una enorme batucada y festín emulando el carnaval de ahí mismo, Los voladores de Papantla, que de noche siempre se ven más espectaculares, sigo pensando que el día que inventen la modalidad “voladores de papantla inalámbricos” ese show se puede vender mucho más caro. Posteriormente los estados de Tabasco con mil tambores levantando a la gente de sus asientos, música sinaloense, regiomontana y para culminar el infaltable mariachi. Culmina el espectáculo con pirotecnias y papeles de colores y guacamayas volando por todo el estadio. Sentía tanto gusto en el pecho que tenía ganas de patear a alguien. Y por otra parte el Gerry de por si festivo pegaba de brincos, como dijera el refrán “era feliz el indio y le dieron maracas”.

Hora de abandonar el lugar, aglomeraciones en la zona de souvenirs para buscar la foto que a cada quien le habían tomado en el rio subterráneo, lugar del terror para mi, o nadando con delfines, afortunadamente no encontramos la foto pues temia haber salido con muecas de terror y abrazando al Gerry, escena por demás muy jota, aunque después cuando nuestros compañeros de excursión nos dijeron que si la vieron y nos veíamos muy alegres me dije “chingada madre, pro que no la compramos!”

De regreso en Playa del Carmen llegó la hora de hacer maletas. Posteriormente salimos por última vez a recorrer la avenida llena de jolgorio y comprar los souvenirs que pudiéramos o para los que nos alcanzara, el Gerry se compró un libro y yo algunos llaveros, ya había comprado suficientes cosas en Chichen Itzá. Pasé por mi infaltable café del Oxxo y paquete de galletas. Parecía que había terminado todo lo recordable de ese viaje…

-¿Te bañas tu primero o yo mi buen Gerry?

-No, yo estoy muy cansado, ya me voy a dormir, metete tú.

-Así lo hice estaba yo a medio baño en plena sobada untándome el jabón cuando sucedió algo que me erizó los cabellos.

-AAAAAAYYYY!!!!

-Eran unos gritos, cerré la llave de inmediato, supuse que solo me había imaginado el grito. Y entonces.

-EEEEEHHHH, YAAAAYYYY!!!

En la madre, el Gerry estaba gritando. Pasaron por mi cabeza mil cosas. No mames, no mames, ¿Qué hago? Que es, qué es? Se metió alguien y lo está ahorcando, no, le tiene fobia a las arañas o ratas y vio una, no…en la madre, le dan episodios de algo muy feo, chingá, bien me dijeron que no viajara con quien no conocía bien, que tal que se me viene encima y me quiere ahorcar con un lazo, no mames… ¿Qué hago? Busqué con la mirada algo con que defenderme y lo mas certero con que sorrajarle un madrazo fue el tubo de pasta de dientes. No no mames, ya sé, voy a mojar la toalla y la enredo y lo agarro a toallazos, esos duelen como la chingada…

Sin enjuagarme abrí lentamente la puerta…tragué saliva y puse el pie atorando la puerta, entonces la luz del baño le dio en la cara. Dormía ahora plácidamente, la luz lo despertó y se enderezó encamorrado.

-¿Qué pasó?

-Es lo que yo preguntó, ¿Qué pasó? ¿Por qué gritabas?

-¿Quién gritaba?

-Tuuu, no manches

-¿Yooo? No yo no.

-¿Estás bien?

-Pues si, ¿Por qué no?

-Ah ya se, tuviste una pesadilla

-Pues…quien sabe, a lo mejor si.

-Ya duérmete.

Terminé de bañarme y me metí a dormir no sin dejar de pensar que probablemente se repetiría el numerito así que tardó bastante en agarrarme el sueño.

Al otro día alistamos todo para irnos pero pasaríamos a desayunar por última vez. Llegamos al restaurant y yo desayuné como acostumbraba, es decir tragué de todo y a lo lindo. El Gerry estaba bastante nervioso por temor a perder el vuelo y solo tomó un vaso de leche.

-No mames, entrale, no nos va a dejar el avión.

-No, estoy bien así. –Contesto viendo su reloj constantemente y volteando hacia la calle-.

Mientras desayunaba vi de nueva cuenta a Selene, la chica que trabajaba allí, ya comenté que me gustó pero en los tres días que desayuné ahí nunca le hablé.

-Ya sé mi Gerry, le voy a pedir que nos tomes una foto. ¿Cómo ves? ¿Crees que la regañen?

-Pues no creo, es solo una foto además todos son amables con los turistas. Claro, yo se las tomo

-Bueno, pues…deja paso al baño y ya nos vamos, cuando salga nos la tomas.

Al salir del baño había cambiado de opinión.

-Vámonos mi Gerry

-¿Y la foto?

-Vámonos, vámonos.

-¿Por qué cambiaste de opinión?

-Por ahorrar. Tal vez no lo entiendas. Decidí que este es el adiós que menos me ha dolido, ah, qué bien se siente, soltar a tiempo.

-Pero…ni siquiera les tome la foto. Le podías haber pedido su teléfono, su e-mail! Se escribirían, platicarían por Messenger, cuando regreses la vendrías a ver, quien sabe a lo mejor con el tiempo…

-¡Claro!, no se me hubiera ocurrido nunca eso antes mi Gerry, jaja, por eso precisamente no me la tomé.

-Estás loco.

-Tú no vendes piñas.

-Ya hemos hablado sobre eso, debes ser optimista. A mí me han bateado muchas veces y no por eso lo dejaré de intentar.

-Yo no lo estoy dejando de intentar. Es solo que…Además me hablas de optimismo y mira nadamás quien tiene cara de angustia ahora mismo por que nos deje el avión. Jajaja, no dejas de ver el reloj.

-Pues es que quedaron a las ocho y media, mira ya son ocho trentycinco y no aparecen. No tenemos dinero para seguir quedándonos menos para un avión de regreso.

-Tú traes una tarjeta de crédito.

-Ni lo pienses, están al tope.

-Lo decía de broma, ya tranquilízate, ahorita llegan. Mírame a mi…tan tranquilo.

Pasamos a dejar la llave del cuarto y las toallas, la chica nos pidió llenar una encuesta acerca del servicio, obviamente se lo pidió a quien todo el tiempo se dirigieron todos los que nos otorgaban un servicio. El Gerry pues no se olvide que yo venía siendo el criado.

El Gerry comenzó a calificar, el servicio, la tele…entonces decidí que era suficiente.

-Trae acá esa maldita encuesta, yo me gané este viaje y yo voy a calificar el servicio.

-Pero me la dieron a mí…

-Trae

-Oh bueno.

-¿Por qué le pusiste que el agua no estaba caliente Gerry? Hubo agua caliente todo el tiempo.

-Yo nunca la encontré

-Con razón te bañaste la mitad de ocasiones que yo, ja. Y yo que pensé que no te latía bañarte. A ver veamos…servicio…muy bien, tele…mmm…regular; no había canal porno. Aunque ahora que lo pienso, mejor que no había canal porno.

Seguimos esperando, el Gerry ya estaba realmente muerto de angustia, caminaba como león enjaulado en todo el lobby.

-Es que ¿cómo le vamos a hacer?

-Mira, ¡ya tranquilízate! ¡Ya! El pinche avión sale a las 11:15 ¿sale?, el aeropuerto está como cuarenta minutos de aquí, si nos dan las nueve y media y no pasan por nosotros, tomamos un taxi, ¿Ya? Para un taxi si nos alcanza.

-Pero es que no se vale…¡por esta tardanza tenemos derecho a que te den otro viaje, es mas vamos a exigirles que nos den otra noche u otro viaje para después!.

-Si como no, ya aplástate.

En eso llegó el tipo de la agencia preguntando por nosotros, es decir…por el “¿Chávez Gerardo?”

-Si chingá, ahí está muerto de miedo porque no pasaban, -le dije-. ¿Por qué tardaron?

-Lo sentimos señor, tuvimos un ligero retraso y de hecho ahorita pasaremos poro otra pareja a otro hotel.

-¿Cómo que otra pareja? nosotros no somos pareja, y dale con eso…

En el aeropuerto el Gerry vio burro y se le ofreció viaje. “oye…puedo meter mi maleta adentro de la tuya, es que no quiero ir cargando.

Ah mira nomás que fregón –le dije- ya vi por que dices que te gusta viajar ligero, pero no agregas “y que el otro cargue”, nel que. Carga tu maleta.

A la hora de documentar la señorita nos sugirió que el metiera su maleta dentro de la mía, para no documentar juntos lo cual llenó de mucho gozo al Gerry y a mi me encabronó ligeramente.

A la hora de subir el avión una señora le dijo al Gerry “a ver tu muchacho, ayúdame por favor con mi maleta es que no puedo cargar a mi bebé y la maleta al mismo tiempo”

Existe un Dios –pensé- jeje, el que no quería cargar.

Al abordar el avión parecía que estaban vendiendo paletas. Salía vapor helado por todos lados y se sentía un frio del cocol. El avión estaba considerablemente más moderno y amplio. Esta vez el despegue fue más rápido y prácticamente ni se sintió. Por la ventanilla pude ver el hermoso mar turquesa de Cancún y suspiré pensando en regresar pronto.

“Muy buenos días, los saluda el capitán Milhoras, estamos volando a once mil pies de altura, sobrevolamos ahora el golfo de México, posteriormente entraremos por Poza Rica, de ahí Pachuca y finalmente la Ciudad de México en un tiempo estimado de una hora con cincuenta minutos, habrá ligeras turbulencias por lo que les sugerimos permanezcan sentados y con los cinturones puestos, sigan disfrutando su programa (habían puesto Dr. House)”

Como era de esperarse nadie le hizo caso y todos querían entrar al baño al mismo tiempo, la hermosa azafata con un candor de miss de kinder andaba checando que trajéramos apagado el celular y ofreciéndonos juguito, refresquito (así decía) y cajita (sándwich). También había pomos, me dieron ganas de preguntarle cuanto cobraba por sentarse a beber con nosotros.

Luego pensé, “un momento, ¿dijo que entraremos por Poza Rica? Chale, yo me sé un atajo, le voy a decir al capi”.

Cuando entramos a la Ciudad de México el avión empezó a pandearse bruscamente, yo ya ni me asustaba, con un par de horas de vuelo ya me sentía un experto en esas lides, el cielo estaba realmente despejado y pudimos ver los edificios más emblemáticos desde las alturas. Mira Gerry, la torre del pantalón! Mira! El WTC! Mira…el Empire State!! ¿Ah verdad?

Un hombre de la fila estaba con cara despavorida, al aterrizar el Gerry me confesó “se sacudió más de lo normal, nunca me había tocado que se moviera así un avión”

Al salir del aeropuerto se había terminado todo el glamour, hacia mucho sol quemante pero a diferencia del de Playa del Carmen este era muy y con aire muy frio. Abordamos el metro nos tocó un vagón con todos los asientos ocupados así que viajamos de pie, entonces el Gerry me dijo:

Espero que no te hayas arrepentido de haberme traído.

-¿Estás loco? ¿Por qué dices eso?

-A veces te notabas molesto

-Perdóname a veces…bueno, soy neurótico y cuando me estreso…en fin. Perdóname

-No, está bien, y honestamente quiero decirte…Gracias.

Se me hizo un nudo en la garganta. Se me rozaron los ojos. Nos dimos un abrazo. Y comenzó a sonar “Con una pequeña ayuda de mis amigos” la versión de Joe Cocker que usaban en “los años maravillosos” No, no me lo imaginé…

“SI MIRE ES EL DISCO MP3 CON LO MEJOR DE LA MUSICA EN INGLES DE LOS 60’S A 90`S, DIEZ PESOS LE VALE, DIEZ PESOS LE CUESTA!”

Rato después abrí la puerta de mi casa y mis perros me recibieron con mucho menos jubilo del que esperaba. Ya están viejitos. Al entrar a casa mis papás y hermanas estaban comiendo. “Ay, sírvete tu, y calienta la comida por que de seguro ya se enfrió” mi sobrinita emocionada corrió hacia mi ¡Tíoooo! ¡¿Que me trajiste?!”

No hay lugar como el hogar.