El vengador anónimo. (Justicia vs Legalidad).

Todo mundo se enteró: El pasado 31 de octubre por la mañana se encontraron 4 cadáveres a la orilla de la México-Toluca, a la altura de la Marquesa. Horas después la nota indicó que esos cuatro ejecutados se habían subido a asaltar un autubús y que una vez cometido el atraco cuando se disponían a bajar, un pasajero les disparó, después se bajó a rematarlos y quitarles un morral con lo que habían robado, se regresó al autobús y les dijo «recojan lo que les robaron, ahi nomás echenme la mano». Evidentemente ese «echenme la mano» era una petición de no denunciarlo. La verdad es que no creo que hubiera sido necesaria tal petición pues es bastante improbable que alguien denuncie a quien lo acaba de defender.

No creo ser minoría en este caso al opinar al respecto pues cuando me enteré y a sabiendas que ante los ojos de la ley lo que hizo este vengador anónimo, no es lo correcto; pensé que lejos de darle los mas de doscientos años que según entiendo le tocan de prisión por los cuatro asesinatos lo que deberían de darle es un monumento y una buena cantidad de dinero. Eso pensé al instante sin embargo hoy, tengo mas dudas que certezas y me debato entre lo que es normal sentir, entre lo que es justo pensar y lo que es correcto decir.

Por la tarde escuché a los lideres de opinión en la radio concordar en la condena hacía quienes pensábamos como ya lo expuse en el párrafo anterior y decir que hacemos muy mal en ensalsar este tipo de actos de tomar la justicia por cuenta propia pues eso propiciaría el caos, nos regresaría al viejo oeste, y el sentido de tener leyes es precisamente el normar la vida publica y que no impere la ley del mas fuerte sino que todos seamos iguales ante la justicia, quien ciega por definición nos proteja y garantice eso mismo: justicia ante quien atente contra nosotros y un juicio justo si somos nosotros quienes quebrantamos la ley, esto claro está sin distinguir si somos ricos, pobres, feos, guapos, doctos, analfabetas…en fin…se lee muy bonito. Lo correcto pues según quienes condenan al vengador anónimo, hubiera sido denunciar a los agresores, dar toda la información posible a la policía, quien eficaz como suele serlo daría con estos malhechores y resarciría los daños a los asaltados además de enjuiciar a los malos para que seguramente cumplieran una larga condena en prisión en donde como todos sabemos se reformarían, aprenderían un oficio y aprenderían la lección y al salir se reintegrarían a la sociedad y cantaríamos todos en coro agarrados de la mano «quisiera al mundo darle hogar y llenarlo de amor» mientras tomábamos coca colas, Dios vería que esto era bueno y todos nos regocijaríamos.

Perdón por interrumpir la bonita imagen, ahora un poco de mundo real y perdón por usar mi ejemplo pero ni modo que use uno que no conozca: Uso el transporte público y he sido asaltado a bordo. El modus operandí no varía mucho, se suben dos o mas, se distribuyen a lo largo del autobús y cuando deciden que es el momento sacan las armas, intimidan además con insultos y te dejan muy, pero muy claro, pasando a tu lugar y colocándote el arma a la altura de la cara que si no les entregas tus pertenencias no se van a tentar el corazón en dispararte. Si, una sentencia a muerte si no haces lo que ellos te piden. Advierten de antemano que no les gustan los héroes y que si alguien se quiere pasar de vivo se lo carga la chingada. Ante tales condiciones no tarda mucho uno en optar por dulcemente entregarles lo que a uno le cuesta tanto trabajo conseguir. Aquella última ocasión que me sucedió hace un año se bajaron y se fueron metiendo las pertenencias de los demás en las bolsas de sus chamarras y se alejaron tranquilamente hacia una calle. Lo primero que se siente es un maldito miedo que a mi por lo menos me alteró bastante, pero después se siente mucho, pero mucho coraje. Mientras los veía alejarse pues la puerta del autobús seguía abierta pensé que si hubiera tenido conque les hubiera disparado. (Cosa que nunca he hecho pues jamás he empuñado una arma y seguramente el tiro me hubiera salido desviado bastantes metros y hubiera empeorado todo). Al llegar al destino el chófer nos preguntó si queríamos nos llevaba a denunciar. Por respuesta recibió una coro de mentadas de madre pues todo mundo sabe que eso es inútil y significa perder todo el día, además de que le dijeron «te haces pendejo si bien que los conoces, tu estabas de acuerdo con ellos».

En una platica a quienes estábamos en un curso de locución el periodista Luis Cárdenas, ante lo reciente en ese entonces del caso de la secuestradora francesa Florence Cassez nos dijo «yo creo que es culpable, pero que bueno que la dejen libre, porque la manera en que la atraparon estuvo llena de irregularidades con un montaje, ademas de tenerla incomunicada. Si permitimos que se usen esos métodos y se viole constantemente el debido proceso al rato van a meter a quien sea, sin concederle derecho a alguno y la cárcel va a estar llena de gente inocente». Como si eso no estuviera sucediendo ya, pensé yo.

Mas frecuentemente de lo que uno desearía se entera en los medios de criminales confesos quienes al haber fallas en el proceso son liberados. Es entonces cuando uno piensa que lo que está del carajo entonces es el sistema de justicia, pues además de que es bajísimo el porcentaje de delincuentes que son atrapados, es decir alguien que comete un delito lo hace con la idea de que es muy improbable que lo atrapen. Bueno pues aunado a eso una vez que lo atrapen es muy probable que quede libre por fallas en el proceso. Delinquir entonces resulta muy tentador para quienes quieren riqueza de manera ilegal. En resumen: En este país, la legalidad no está impartiendo justicia.

Por supuesto que soy de la idea de que la gente no se debe hacer justicia por su propia mano y que por mas ganas que tengamos de ello lo que debemos hacer es apegarnos a la ley pues al hacerlo no es que estemos defendiendo al delincuente si no nos estamos protegiendo a nosotros mismos de que en el infortunado caso de tener que responder ante la ley, lo estaremos haciendo ante un sistema lo suficientemente robusto e inquebrantable que nos garantizaría que si no hicimos nada, no tendríamos que temer y si hicimos algo no recibiremos mayor castigo que el que supone la ley, además de que se respetarán siempre nuestros derechos humanos. Pero eso pienso en la tranquilidad de mi cuarto, sentado frente a la computadora en la que estoy escribiendo esto y apelando a un mundo ideal que por ideal, no existe. Es claro que debemos perseguir esa idea porque no nos queda de otra, bueno si nos queda: andar todos empistolados y que Dios nos agarre confesados. Pero si no queremos eso entonces la tarea es mejorar el sistema de justicia. Lo que sea que eso signifique.

A diferencia de lo idealista que puedo llegar a ser en la comodidad de mi casa, cuando salgo a la calle con la esperanza de no ser asaltado y si por desgracia lo llego a ser, espero que haya alguien con los suficientes huevos para hacer justicia como la que hizo este vengador anónimo de la marquesa. Hacer justicia aunque esta, no sea legal. Y aspirar siempre a que justicia y legalidad vayan siempre de la mano. Por que hoy y muy a nuestro pesar, no caminan así

Deja un comentario