Perro tenias que ser tú.

Dylan es un perro enano, corpulento y feo, que me recibe todos los dias como si no me hubiera visto en años. Me quiere mas de lo que yo a el, lo cual no es dificil, pues yo lo quiero muy poquito.

Llegó de la calle. No es de esos de concurso: tiene patas cortas, cabezota y pelaje duro con manchas de muchos colores que lo delatan como una mezcla muy corriente . Cuando da problemas nos echamos la culpa mutuamente en casa para buscar a quien fue que se le ocurrió meterlo.

A pesar de que lo regresaba con la pantomima de arrojarle una piedra para que no me siguiera durante mis caminatas vespertinas insistió en hacerlo hasta que se nos volvió un hábito. Como nunca había paseado con un perro no tenia como llevarlo así que le amarré un vil lazo al pescuezo y el iba con una cara que lo delataba muy feliz sacando su enorme lengua y chorreando baba de una manera asquerosa, pegando el hocico en todo como buscando algo con mucha avidez. Jaloneandome cuando veía algo que le llamaba mucho la atención. Es decir, todo el tiempo.

No es que me importe mucho lo que piensen de mi, (que si me importa y mucho) pero no me gustaba como se veía el pobre perro con un lazo…es decir como me veía yo llevando a un perro con un lazo. Así que le compré una pechera de cuero preciosa, una cadena forrada que me costó un dineral. Llegué emocionado con la nueva adiquisición, se la mostré y le dije “con esta te vas a ver bien chingón, hermoso, al menos no tan feo”.

Como era de esperarse hay maderas que no agarran el barniz y el triste perro no se halló. Me costó un enorme trabajo ponérsela pues se echaba y se hacia pesadote. Se la puse y cuando pensé que se arrancaría jaloneándome como acostumbra, se hechó. Después de vanos intentos por hacerlo andar, se la quité y desde entonces caminamos sin lazo, ni cadena. Camina a mi paso y me espera afuera de los lugares a donde voy. Hago un paréntesis aquí para anunciar que vendo una pechera de cuero preciosa y una cadena forrada que harán que su perro se vea de concurso.

Lo de hoy fue el acabóse. Tenía que ir a un lugar lo suficientemente distante para no irme caminando ni en bicicleta sino en carro. Saqué mi viejo automóvil y me enfilé hacia mi destino cuando por el retrovisor vi al mula perro corriendo atrás de mi. “Lo que me faltaba” pensé. Pise el acelerador para dejarlo atrás burlándome de su suerte. Cuando llegué al primer semáforo y satisfecho por haberlo dejado atrás, pues era peligroso que me siguiera hasta mi destino ya que al atravesar las avenidas seguro lo harían puré, su fea y enorme cabeza se asomó por la ventanilla. 

Noooooo, pendejo animal, te van a aplastar wey, regresate para la casa, ¡Yo no te puedo llevar en el carro! Lárgate, ¡Orale cabrón! Pa la casa, saquese, cuchila!.

Pocos miinutos después, pues era lejos pero no tanto, llegué a mi destino. Como era de esperarse a los pocos instantes llegó el perro con la lengua de fuera, babeando asquerosamente y muy feliz de haberme alcanzado.

Lo regañé y le advertí que no podría meterlo al lugar a donde iba asi que se las tendría que arreglar solo. Toqué a la puerta de mi destino e hice la diligencia que me llevó hasta allí. Me tomó mas tiempo del esperado, un par de horas. Asumí que aburrido de tanto esperar el perro se regresaría a casa pues tienen un sentido de orientación bárbaro, al menos eso creía.

Cuando salí ahí estaba al pie del carro, echadote y fiel a su costumbre se puso muy feliz al verme salir como si no me hubiera visto en años. “Ni creas que te voy a subir al carro, lo vas a ensuciar y dejar todo pestilente, te viniste corriendo y te regresas igual manito, para que se te quite andarme siguiendo cuando no te llamo”.

Firme en mi decisión abordé el carro y me regresé a casa.

Es la ultima vez que haces esto, tu no mandas, se que no entiendes español pero en el tono de voz enojado que te estoy hablando, debes de entender que no me puedes seguir a todos lados. Y bájate del asiento, échate en el piso…bájate, bueno vete encima pero no te me subas que me vas a hacer chocar, ¡esperate, no me lengüetees, jjijiji, yaaa!.

 

 

 

 

Deja un comentario